La rua de Carnaval que desfiló ayer por las principales calles del centro de Vila, resultó este año todo un éxito de participación, con 2.100 personas distribuidas en 7 comparsas de ámbito escolar, 6 de ámbito social, 6 academias de baile, 6 de carácter general, 4 de grupos de hasta 12 personas, 2 individuales y 3 que no entraban en concurso, pero dejó un resultado agridulce entre muchos de los asistentes que echaron en falta más humor, más elaboración en los disfraces, más originalidad e, incluso, más crítica social.

De hecho, apenas las comparsas ¿Dónde está el dinero, creada por la Asociación de Vecinos de Ses Figueretes; Els que no robin al Bosc d’Urgell, formada por unos treinta arqueros y personajes de la Apima del colegio L’Urgell, salidos de la leyenda de Robin Hood; Sakomoko Komomoko Sushi Delikatessen, con unos escolares y padres del colegio Sa Bodega, vestidos de originales piezas de sushi y botes de salsas; Taxi Disco Pirata, compuesta por unos sesenta miembros de l’Associació de Cartaginesos i Romans; y los peculiares y divertidos gimnastas que animaban al personal a hacer ejercicio bajo el lema de su comparsa Nunca es tarde pa ir al gym, arrancaron una sonrisa al público.

Incluso, mención aparte merecen estos dos últimos grupos. Los taxis pirata fueron de lo más original, con una divertida comparsa formada por una decena de peculiares coches de cartón fabricados por ellos, un grupo de turistas borrachos que querían subirse a ellos e, incluso, un policía intentando poner orden sin lograrlo.

Y entre los deportistas, ninguno de ellos con cuerpo esculpido a base de ejercicio, lo mejor, además de sus espectáculares atuendos, eran los carteles publicitarios que llevaban en el vehículo que les precedía y que parecían sacados de la mejor película de humor española.

Varios repitieron disfraz

Por otro lado, también llamó la atención que varios de los participantes escogieran la temática de los años 20 y 30 para sus atuendos y bailes. Este fue el caso de la Asociación de Vecinos de Es Clot, que desfilaron y se disfrazaron con mucho acierto de la época del Charlestón, con bailarines, mafiosos, personajes de cine y hasta su propio fotógrafo; de la veintena de bailarinas de Vila’s Cabaret Burlesque, que desafiaron al viento con sus atrevidos vestidos; los 140 miembros de la academia Puro Ritmo que también marcharon y se movieron vestidos de la época de la Ley Seca de los años 20, y hasta los representantes de la academia Paso a Paso, que aunque escogieron como tema La Pasión por el cine, además de contar entre sus integrantes a Marilyn Monroe, Charlot, o Betty Boo, también había personajes con trajes típicos de esta época.

Precisamente entre las academias de baile, la categoría que más expectación despierta en todas las ediciones, este año se vivieron dos extremos. Por un lado, la excesiva sencillez de Studio Capricorn, que bajo el nombre Spirit of the Dance y fuera de concurso hizo que sus bailarinas desfilaran apenas con unas mallas verdes y blancas, y por otro, la espectacularidad de los componentes de la academia Davinia Van Praag con unos impresionantes disfraces de la película Avatar, llamando especialmente la atención el atuendo de ellas, sin faltar ningún detalle, ni siquiera las trenzas en el pelo de cada bailarina.

Si hablamos de despliegue de medios tampoco se quedó atrás la dupla que componen desde hace años Banana Dance Studios, la academia de Santa Eulària, y el grupo del payaso Cachirulo. En esta ocasión, bajo el nombre de Extra, ¡Extra!, desfilaron 180 repartidores de periódicos de los años 50, siendo la comparsa más numerosa, y el humorista uruguayo se volvió a superar construyendo con globos, su especialidad, un niño gigante al que no le faltó ni su bicicleta.

Y mientras, las otras dos academias restantes, Passion Dance y su Aladdin, y Ape Dreamdance, y su Stop War con sus miembros marchando todos a paso militar vestidos de camuclaje, se quedaron un paso por debajo.

Aún así, el jurado sorprendió a muchos de los presentes otorgando a estos últimos el tercer premio en su categoría, dotado con 300 euros. Mientras el segundo puesto y los 700 euros del premio fue para los personajes de cine de Paso a Paso, y el primero, valorado con 1.000 euros, como parecía claro, para los repartidores de Cachirulo y Banana Dance Studios.

Apuestas artesanales en los coles

También hubo competencia entre las siete comparsas participantes en la categoría de ámbito escolar. Posiblemente aquí se pudieron ver los disfraces más artesanales, destacando por encima de todos las divertidísimas piezas de sushi de la Apima de Sa Bodega.

Junto a ellos, desfilaron unos originales S’Olivera Sports Awards, del colegio S’Olivera y cuyos componentes iban pintados de dorado de arriba a abajo, literalmente; la tribu de chamanes y personajes de la selva africana de Can Cantó; los Robin Hood de L’Urgell, la flora y la fauna de Eivissa de los niños de Can Misses, y cuyos tres ciclos iban dedicados al fondo marino, los árboles y los pájaros y los erizos respectivamente; la llamada a salvar nuestro mar de los padres, alumnos y profesores de los colegios de Es Pratet y Sa Jovería, y los clásicos jerseis y gorros de rayas rojiblancas horizontales del personaje de Wally por el que optó la Apima de Sa Graduada.

Por otro lado también es de destacar el mérito que volvieron a tener los grupos menos numerosos, la mayor parte de ellos participantes en la categoría de comparsas en general junto al centenar de abejas que formaban parte de la comparsa Piruleto en el País de la Abeja Maya. En este caso dejaron un magnífico sabor de boca a todos los presentes las 20 fichas de ajedrez que desfilaron para reivindicar La Rebelión de los Peones, los 15 personajes del cuento de Alicia en el País de las Maravillas, pertenecientes al Colegio La Consolación, y los 16 sacados de la película Cómo enseñar a tu dragón. Precisamente, en esta categoría el veredicto final del jurado volvió a sorprender a muchos de los asistentes. En esta ocasión los educadores de dragones se hicieron con el tercer premio, las piezas de ajedrez con el segundo, y Piruleto y sus abejas con el primero.

Sin embargo, un año más los mayores aplausos fueron para los valientes que se animaron a desfilar por las calles solos o en reducidos grupos, como los músicos del Jazz Pagès, las piezas del conocido juego informático Tetris, o la mini comunidad del Anillo, compuesta por dos hobbits y el mago Gandalf.

Y es que hay que tener mucho sentido del humor para ser capaz de abrir una rua de Carnaval desfilando en soledad mientras tienes a 2.099 personas detrás, como fue el caso de Juliana Méndez, y para marchar, como David Baos Povedano, cargado con un divertidísimo cuadro de la Mona Lisa de Leonardo Da Vinci con su propia cara, encajado en la inmensidad de los 140 miembros de la academia de baile Puro Ritmo y los 120 militares y personajes de ciencia ficción de Avatar.