Todos los años la feria artesanal que se celebra por estas fechas en los alrededores del Puig de Missa es un éxito y esta edición no fue una excepción. | Toni Escobar

Ayer los alrededores del Puig de Missa de Santa Eulària se convirtieron un año más en el escenario de la feria artesanal que casi supone el cierre a las fiestas de la localidad. Y al igual que en ediciones anteriores, la cita volvió a ser todo un éxito haciendo la delicias de cientos de valientes, muchísimos de ellos turistas del Imserso, que se atrevieron a desafiar al fuerte viento que sopló toda la mañana.

En total más de 60 artesanos, cinco de ellos llegados como invitados desde Mallorca, ofrecieron todo tipo de productos, como los de la Associació Cultural Es Retorn inspirados en la tradición y elaborados fundamentalmente con esparto del mismo modo que hacían antiguamente los payeses, a los de alimentación, que varíaban entre las gominolas, los frutos secos y las aceitunas, los pepinillos y las banderillas a los bunyols, orelletes y el vi pagès.

Además, los visitantes tuvieron el privilegio de contemplar una colección de motos y vehículos antiguos, verdaderas joyas del automovilismo, y que provocaron que más de uno recordara épocas en blanco y negro al pasar junto a estos modelos con matrículas que comenzaban con las iniciales del lugar dónde se vivía.

Tampoco faltaron los trajes payeses tradicionales, la mayoría por cierto de mujeres, ni la consiguiente demostración de ball pagès, en esta ocasión a cargo de la colla de Es Broll. Y como complemento, el ritmo y la animación, sobre todo para los más jóvenes, lo pusieron Els Mals Esperits con un vibrante cercavila.

Finalmente, la mañana terminó con la entrega de los premios al concurso de Vi Pagès de Santa Eulària convocado por Enotecum. El primer premio fue para Pere Marí Marí por un vi negre de 2013, el segundo para Antoni Planells Clapès y el tercero para José Clapés Ferrer. También hubo mención especial para un vi blanc de Bartolo Clapés Clapés.