Durante la presentación de esta edición de la Semana Santa de Vila todas las cofradías decidieron adelantar la salida de la Catedral a las 20,00 horas y el resultado fue todo un éxito. La procesión de este Viernes Santo, en la que participaron siete cofradías con nueve imágenes, resultó mucho más rápida que en ocasiones anteriores y así, a las 21,00 horas ya habían salido todas las imágenes rumbo a las calles de Dalt Vila.

Además se ganó en horas de sol, algo siempre muy agradecido para todos los presentes, la mayoría armados con cualquier objeto con el que se pudiera tomar una fotografía. De hecho a las 19,30 horas la Plaza de la Catedral ya era un hervidero de gente, en su mayor parte miembros de las respectivas agrupaciones musicales de las cofradías que fumaban un cigarrillo, comían algo o charlaban con sus compañeros de otras bandas ante lo que se antojaba una jornada larga. Sin embargo, contra todos los pronósticos, la salida de la primera cofradía fue sumamente puntual. A las 20,00 horas salía de la puerta el primer estandarte, el de la última cofradía creada en Vila, Nuestro Padre Jesús Cautivo. Bajo el ritmo de España, y ante una gran expectación, la imagen del Cautivo, vestido con su manto morado, pasó con suficiencia el arco de la puerta de la catedral bajo las tonadas del Himno de España y emprendió camino hacia Dalt Vila.

Inmediatamente después, y casi como un reloj, aparecieron las primeras túnicas moradas de Nuestro Padre Jesús del Gran Poder. Un año más, los 24 encargados de portar su enorme imagen, que tiene que ser desmontada para salir de su iglesia, la del Roser, mostraron su habilidad y a pesar de que uno de los listones rozara el arco, consiguieron salir indemnes de la prueba.

Después, volvieron a realizar una particular ‘muestra’ de fuerza y demostraron que es una de las más seguidas de Eivissa a pesar de ser una de las de más reciente creación. Cientos de personas siguieron a sus cofrades y a la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Dolores, mostrándose muy animados durante todo el recorrido dedicando fuertes ovaciones cada vez que había una levantá.

La tercera en discordia, con permiso de la Hermandad de los Caballeros Legionarios, que desfilaron a paso militar por todas las calles fueron los representantes de la Cofradía del Santo Cristo de la Agonía, con sus dos imágenes, el Santo Cristo de la Agonía y Nuestra Señora de la Esperanza, esta última vestida con un precioso manto verde y sobre un trono de flores blancas portadas por 18 mujeres con la cara descubierta.

Inmediatamente después, y en torno a las 20,45 horas aparecía la Virgen de la Piedad. La impresionante talla correspondiente a la cofradía del mismo nombre lucía esplendorosa después de que este año haya sido restaurado el paso en el taller del restaurador de imágenes José María Velasco y fue llevada a hombro con gran habilidad por 16 cofrades, seguida por otro medio centenar y por una banda de música que a diferencia del resto, llevaba a sus músicos con su túnica blanca abotonada en rojo, con cinto y capa del mismo color.

La cofradía de Nuestra Señora de los Dolores y el Santo Cristo Yacente fueron las únicas que hicieron su aparición por la puerta de la Catedral cuando caía la noche pero antes de que dieran las 21,00 horas en el reloj del templo. La primera, con sus cofrades vestidos de blanco y azul claro sacó a su imagen del mismo nombre portada a hombros por 12 cofrades en el más absoluto silencio, mientras que la cofradía residente en la Catedral, también una de las más numerosas en cuanto a seguidores, hizo lo propio pero en este caso entre las tonadas de una marcha fúnebre que dio paso al Himno de España.

Menos espera que otros años

Mientras todo esto sucedía en una Plaza de la Catedral que poco a poco se había ido quedando vacía, la procesión del Viernes Santo seguía calles abajo con la misma rapidez con la que se había desarrollado todo hacía una hora.

Algo que agradecieron sobre manera los cofrades del Santísimo Cristo del Cementerio acostumbrados a esperar en la entrada de su templo, la iglesia de Santo Domingo, algo más de una hora antes de ver aparecer la primera imagen. Este año no fue así. En torno a las 21,15 horas, la imagen del Cautivo asomaba ya por la puerta del edificio de Can Botino y a los pocos minutos se encontraba con el Ecce Hommo y se detenía en la puerta de la iglesia para recibir la bienvenida por parte de la imagen del Santo Cristo del Cementerio, la más antigua de la Semana Santa de Vila.

Después de recibir ambas una gran ovación, la nueva cofradía de Vila enfiló las partes más complicadas del recorrido. Empezaron con la curva, estrecha y en cuesta abajo, que hay justo enfrente del baluard de Santa Llúcia y continuaron hasta acabar envocando en el Patio de Armas y en el Portal de Ses Taules, donde un año más la expectación era máxima.

El particular y resbaladizo empedrado, además de la estrechez de la curva que da acceso a la Plaza de Vila, la entrada por el arco al Patio de Armas, la salida por el Portal de Ses Taules, finalmente el descenso entre adoquinado cueste abajo hasta el Mercat Vell hacen de esta parte del trayecto la más difícil y también la más espectacular.

Es en ella donde los cofrades encargados de transportar las imágenes demuestran su fuerza física y su increíble habilidad, sobre todo los de las imágenes más grandes como la Piedad, Nuestro Jesús del Gran Poder o el Cristo Yacente. Finalmente, entre ‘oles’, ovaciones a diestro y siniestro, ánimos de sus seguidores y muchos flashes de teléfonos móviles y máquinas de fotografías consiguieron superar la prueba. Es que algunos como los cofrades de Nuestro Jesús del Gran Poder le añadieron emoción al asunto teniéndose que agachar lo más mínimo viendo lo justo que pasaba uno de los tableros por la puerta del Patio de Armas.

Afortunadamente el esfuerzo de todos ellos merece la pena cuando cruzan el Portal de Ses Taules y ven las miles de personas que les esperan en la bajada y en el Mercat Vell, un espacio en el que por más que pasen los años se siguen produciendo las mismas peleas por conseguir el mejor sitio para ver la procesión.

Sin embargo, nunca la sangre llega al rio y todo va discurriendo con total normalidad, por el barrio de la Marina hasta el final del trayecto. Algo que se hizo con mucha más rapidez que en ediciones anteriores. Lo dicho, adelantar la salida de las cofradías a las 20,00 resultó todo un éxito. Enhorabuena.