Pamela Deakin, ayer durante la entrevista en este periódico. | Toni Escobar

Pamela Deakin, deportista, aventurera, escaladora del Kilimanjaro con 60 años, poseedora de la Orden del Imperio Británico, y una de las mujeres británicas con más prestigio en Eivissa, gracias entre otras cosas a su labor como vicepresidenta de la asociación Ibiza y Formentera contra el Cáncer, está de enhorabuena al ver publicada su primera novela, The power of love (’El poder del amor’).

No en vano, la obra ve la luz, tras tres años de escritura, después de una serie de malas experiencias y después de que Deakin se curtiera escribiendo relatos cortos durante varios años.

En este sentido, The Power of love se trata, como la misma autora explicó ayer a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA, de una historia de amor a través de tres generaciones de una misma familia que se prolonga desde la década de los años 20 a la de los 80 y que está ambientada en lugares tan diversos como Nueva York, Londres, Tailandia y Eivissa. «Es una novela muy extensa pero también muy bonita ya que a través de sus páginas se puede vivir lo que sucedió, por ejemplo, en los últimos años del Imperio Británico, durante la II Guerra Mundial en el Reino Unido y Francia, o durante la efervescente época de la publicidad en las ciudades de Londres y Nueva York de los años 60».

Sin embargo, con lo que más se sentirán identificados algunos lectores de la isla, sobre todo los de más edad, es con la Eivissa que se refleja, correspondiente a los primeros años de los hippys, y donde una de las protagonistas, la inocente Kate se enamora. «Para la parte de la década de los años 20 y de la II Guerra Mundial tuve que documentarme mucho, visitar museos y hablar con expertos, pero para la segunda parte, ambientada en los años sesenta, setenta y ochenta, me he inspirado en mi propia experiencia vital, que ha sido muy extensa y gratificante», explicó la propia autora.

Residente en la isla desde 1967

No en vano, Pamela Deakin, licenciada en Economía en la Universidad de Londres, llegó a Eivissa en 1967 tras una exitosa carrera publicitaria en Londres durante la década de los 1960. A su llegada, junto a su socia Sally Wilson, pusieron en marcha los primeros periódicos en inglés y alemán pero sobre todo, descubrió un lugar en el mundo que la atrapó tanto como a la protagonista de su novela, aunque con más suerte, y finalmente se quedó a vivir. «Está claro que era otra época, muy distinta a la que conocemos ahora, sin el turismo de masas, sin diferencias sociales y donde en la misma mesa podían comer un rico con un pobre pero a pesar de todo lo que ha cambiado para mí no hay ningún otro lugar en el mundo para vivir como Eivissa», confirmó con cierta nostalgia.