La tortuga aparecida ayer en Formentera podría llevar cinco semanas muerta.

Las aguas y las costas de las Pitiüses ya se han cobrado tres vidas de tortuga boba (caretta caretta) este verano. La última apareció ayer en la arena de la playa de Migjorn de Formentera hasta donde se desplazaron los agentes de medio ambiente y el veterinario del Consorci per a la Recuperació de la Fauna de Balears (COFIB), un organismo que depende de la conselleria de Medi Ambient del Govern. El dato es aún más llamativo si se compara con todo el año pasado, cuando fueron rescatadas y recuperadas cinco tortugas en Eivissa de las que cuatro estaban vivas, según los datos proporcionados ayer por el COFIB.

«Su estado de conservación era muy malo, estaba en avanzado estado de descomposición, por lo que no se ha podido extraer muestras. Podría llevar unas cinco o seis semanas muerta, aunque es difícil saber porque con el calor quizá sea menos tiempo», explicó Gloria Fernández, de Palma Aquarium y portavoz del Cofib, quien aseguró que la tortuga no presentaba «aparentemente» ningún golpe, por lo que las causas de la muerte podrían haber sido ingesta de plásticos o bien la muerte causada por «la captura accidental con artes de pesca, que se enganchan con palangres o bien se enredan en las redes». De hecho, la principal causa de muerte de estas tortugas es las provocada por la ingesta de anzuelos relacionados con las artes de pesca, mientras que en segundo lugar se encuentran los plásticos que flotan a la deriva y hacen que se enreden en ellos hasta morir o bien que se los traguen. En tercer lugar se encuentran los golpes en el mar por embarcaciones. «La semana pasada nos llegó una tortuga completamente enredada en plásticos de los que se usan en las obras, aunque sin duda la principal causa de la muerte son los anzuelos de pesca», concluyó Fernández.