Mucha gente en vez de seguir la procesión esperó la llegada en el puerto. | Daniel Espinosa

Los abanicos fueron los protagonistas de la misa de ayer en honor a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros. El calor fue el tema de conversación recurrente mientras la gente se amontonaba fuera de la iglesia de Sant Elm a la espera de la salida en procesión de la imagen de la Virgen.

La misa, oficiada por el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, empezó a las 19.00 horas y pocos minutos antes de las ocho, la imagen de la Virgen ya salía por la puerta lateral de la iglesia y era recibida con un gran aplauso de toda la gente que se había quedado fuera a falta de sitio dentro del templo.

La comparsa empezó a andar bajo el paso de la música de los 40 miembros de la Agrupación Municipal del Santo Cristo Yacente, que estrenaron nueva marcha, Oh! Bendita.

La Banda del Patronato Municipal de Eivissa también acudió como cada año, empezaron con la sintonía Triunfal que más adelante intercalaron con Fervor y las tradicional Salve Marinera.

La procesión discurrió por la calle Josep Verdera y luego por la calle de la Virgen, ante la mirada atónita de los turistas que observaban con curiosidad. En un momento dado tuvieron que levantar una bandera gay que impedía el paso de la Virgen , pero no hubo más incidentes relevantes.

Se notó la ausencia del alcalde de Eivissa, Rafa Ruiz, que ya había advertido que no asistiría a actos religiosos. En representación del Consell d’Eivissa, asistió Marta Díaz, la consellera de Interior, Comercio, Industria y Relaciones Institucionales. Quien sí asistió fue la exalcaldesa de Vila Virginia Marí y el exconseller de Economía y Hacienda Álex Minchiotti.

El trayecto por la calle de la Virgen fue largo y curioso debido al contraste de banderas gays con los motivos religiosos de la procesión. A algún vecino se le escapó un ‘¡Viva la Virgen!’ desde su balcón. Los propietarios de las tiendas inmortalizaban este momento con sus móviles, mientras la comparsa avanzaba poco a poco, salvando los trozos más estrechos.

Tras caminar por toda la calle de la Virgen, la procesión acabó en el puerto y allí todos los participantes en la procesión se embarcaron en un barco de línea rumbo a la bocana del puerto. A las 20.35 horas partían seguidos por una treintena de embarcaciones. Una vez llegados a la bocana del puerto hicieron la ofrenda floral al mar.

Ya de vuelta a puerto regresaron a la iglesia de Sant Elm a poner a buen recaudo a la Virgen del Carmen, patrona de los marineros.