La calle Santa Agnès registra una menor asistencia de gente que años atrás, cuando caminar era complicado y los locales estaban llenos. Foto: TONI ESCOBAR

Caminar por el West ya no es lo mismo. El ajetreo y bullicio de antaño se va difuminando. La que fuera la zona más animada de Sant Antoni tiene ahora los ánimos por los suelos. El End ha fagocitado el West, incluso ya afloran algunos carteles de ‘se vende’.


«Nos están matando. El año pasado, que ya fue malo, tenía seis empleados. Este año ya sólo puedo contratar a tres. Ya hay quien ha tirado la toalla y vende el local», indica a PERIÓDICO de IBIZA Y FORMENTERA el propietario de un local de la calle Santa Agnès.

Unos metros más abajo, Nadia recoloca algunos productos en la puerta de una tienda de artículos étnicos. Los turistas entran con cuentagotas. «Años atrás, caminar por esta calle sin pisar o tropezar con alguien era prácticamente imposible. Hoy, apenas hay gente hasta que llegan las 2 de la madrugada», apunta la joven, que ha vivido el retroceso de la zona en los últimos tres años.

Causas del declive

El presidente de la Asociación del West, Pep Colomar, apunta varios factores que explican el declive. Por un lado está una imagen muy deteriorada de la zona. Colomar incide en el «grave problema que tenemos con el tráfico de drogas. Cada vez hay más vendedores ambulantes que se dedican al trapicheo con los turistas y esto degrada muchísimo el barrio». Para combatir esta situación, Colomar hace hincapié en una «reclamación histórica: queremos más actuaciones contra el tráfico de drogas. La Policía Local hace más de lo que puede. Hacen falta más medidas y, sobre todo, más efectivos de la Guardia Civil».

Pero para el presidente del West hay otros dos factores que han sido «realmente determinantes para llegar donde estamos». La temporada pasada «fue mala pero este año está siendo todavía más floja», argumenta Colomar, quien advierte que la facturación ha caído entre un 15 y un 20%. Aquí apunta una causa-efecto. El desplome coincide con la entrada en vigor de la ordenanza de horarios aprobada en julio de 2013.

La normativa reducía el horario del West respecto al resto y además los establecimientos tienen que disponer de una doble puerta de insonorización cerrada para no generar molestias.

«Ha sido peor el remedio que la enfermedad porque ahora la gente está en la vía pública», afirma Colomar, quien lamenta el «libertinaje» que tienen las bodegas 24 horas. «Todo esto nos golpea el bolsillo. Somos los únicos que cumplimos la ordenanza. Queremos que se derogue, pero mientras no sea posible pedimos que por lo menos la cumpla todo el mundo».
Pero para Colomar la competencia «más brutal» llega desde Platja d’en Bossa. «Aquí somos pequeños y medianos empresarios y tenemos que competir contra transatlánticos que ofrecen productos muy competitivos. Por 60 o 70 euros el turista tiene un pack que incluye barra libre en un beach club, boat party y discoteca». Por ello, reclaman una unificación del reglamento para toda la isla.

Por su parte, Martin Makepeace, presidente de la Asociación de Residentes Británicos, insiste en la necesidad de acometer «cambios más profundos. El modelo turístico ha cambiado y la mayoría de locales del West se han quedado atrás». Makepeace apunta a la necesidad de mejorar la calidad del producto. Una tesis que también mantiene el Ayuntamiento. La concejala de Gobernación, Aída Alcaraz, indicó que la diferencia de horarios «es mínima» e insistió en que hay que apostar por la calidad.

LA NOTA

Sant Antoni apuesta por un cambio de modelo

El Ayuntamiento de Sant Antoni entiende que el West End debe apostar por un cambio de modelo. La concejala de Gobernación, Aída Alcaráz, apuntó que se tiene que hacer una oferta más acorde a los nuevos tiempos y que estudiarán la situación con los empresarios. Respecto a la inseguridad en la zona, destacó el esfuerzo de la Policía Local e insistió en la necesidad de una mayor presencia de la Guardia Civil para combatir más eficazmente la venta de droga en el West. Subrayó que la ordenanza de horarios fue aprobada por el anterior gobierno y que la normativa sobre las bodegas 24 horas es del Govern.