El déficit hídrico de los acuíferos de las Pitiüses amenaza a muchos cultivos de regadío por los crecientes costes que deben afrontar los agricultores. “Muchos campos de patata tardía, por ejemplo, serán inviables por el creciente coste de agua y luz que suponen”, advirtió el presidente de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni, Joan Tur, Armat.

“Cada vez cuesta más sacar el agua porque hay que extraerla de más abajo, lo que también conlleva más consumo de electricidad”, señaló.

En este sentido, él mismo, como otros agricultores de Eivissa, ha descartado plantar este tubérculo en la finca de 5,5 hectáreas que explota en Can Tomàs. (Sant Antoni). De hecho, actualmente solo trabaja la décima parte de su terreno, ya que este verano tampoco ha plantado otras hortalizas como la lechuga, el tomate o el pimiento, que demandan mucha agua. “Solo puedo sacar agua durante 20 minutos cada cuatro horas para que el pozo se recupere, lo que no da para mucho. En agosto no he sembrado nada, solo he mantenido lo que ya tenía plantado”, lamentó.

Asimismo, la sequía también afecta por igual a otros cultivos, como el del olivo. El presidente de Agrupació de Defensa Vegetal i Sanitària de l’Olivar d’Eivissa, Mariano Tur, explicó que “este año se ha tenido que duplicar el riego, pasando de 80 litros semanales por árbol a 180”. Además, indicó que las cosechas “se tendrán que adelantar”.

El secano, peor aún

Por otra parte, la ingeniero agrónoma de la Cooperativa Agrícola de Sant Antoni, Alicia Morales señaló que los cultivos de secano se encuentran todavía más afectados que los de regadío: “La cosecha de cereales se prevé que termine siendo mayor que otros años porque se ha ampliado el número de explotaciones, pero el grano que está saliendo es de peor calidad porque no llovió cuando debía”.

En la cooperativa son conscientes de la inquietud de los agricultores ibicencos al decreto de sequía, que el Govern aprobará el próximo mes de septiembre, ya que temen que afecte al campo. En este sentido, Armat quiso aclarar que en una primera toma de contacto el conseller insular del sector, Miguel Vericad, se comprometió a que las posibles restricciones que señale la norma no lleguen a la agricultura. “Nos lo prometió y confiamos que así será”, declaró el presidente de la cooperativa santantoniense.

“Las restricciones ya nos las ponemos nosotros mismos”, manifestó Armat, que detalló que los campesinos son los primeros interesados en “no desperdiciar una gota de agua y la mayoría riega por goteo”. Por su parte, Morales indicó que el campo solo utiliza el 20% del agua de uso humano y consideró “fuera de lugar” hipotéticas restricciones cuando “los agricultores no han causado el problema (del agua)”.

Además, la cooperativa trasladó a Vericad un grueso de alegaciones del sector, “las mismas que se presentaron hace cuatro años, pues nada ha cambiado”, indicó Armat.

Entre ellas, se reclaman viejas reivindicaciones como la recuperación de la tarifa agraria en los suministros de electricidad y agua, eliminada hace años, así como la introducción de bonificaciones fiscales con una reducción de los módulos que abonan los agricultores.

En cuanto a la situación de sequía, Armat explicó que las precipitaciones de agosto “apenas han hecho nada, el suelo está seco” y apuntó que “serán más importantes las lluvias de septiembre y octubre, si las hay”.