Una pareja de turistas británicas se divierte con una colchoneta en la calle, completamente anegada, ante la mirada sorprendida de un viandante que camina bajo la lluvia. Foto: ARGUIÑE ESCANDÓN

Nuevo episodio de lluvia, misma imagen de la arteria principal de Platja d’en Bossa sumergida bajo un manto de agua color marrón.

Sobre las 10.30 de la mañana, el cielo empezó a descargar con fuerza sobre la zona y en cuestión de minutos, el final de la avenida Pere Matutes Noguera y la calle de es Murtrar se convertían en un río con cerca de dos palmos de agua de lado a lado de la vía.

«Llevo 25 años aquí y no recuerdo nada parecido a lo que está pasando este verano», comentaba la propietaria de un establecimiento de souvenirs, escoba en mano. «Hace 20 años sí que pasó algo parecido», terciaba en la conversación Pep Torres, otro vecino de la zona que argumentaba que «cada vez que caen cuatro gotas se mezclan fluviales con alcantarillado y el resultado es este desastre», dijo, apuntando a las aceras y los locales llenos con un palmo de agua.

En un establecimiento próximo, Antoni Mayolas, apuntó que no recordaba un septiembre de lluvias tan fuertes. «Esto es un desastre. No se puede circular. Las calles parecen piscinas. En Eivissa siempre hace falta agua, pero que no venga tan de golpe», argumentó.

El paso de los coches por la calle es un auténtico calvario para los comerciantes, ya que generan olas que se introducen sin remisión en los establecimientos.

«Llevamos una racha lamentable. Está bien que llueva, pero no de esta manera», pauntó Carolina Rueda, quien añadió que la terraza de la tienda está completamente anegada. Los días de lluvia hay más trabajo dentro y poca venta», se lamentaba.

Otra comerciante de la calle subrayó que la temporada «se ha acabado antes de tiempo. Esperábamos un septiembre bueno para recuperar las ventas, pero así no hay manera. Aquí se ven flotar cosas que no deberían verse. Hay cucarachas y también materias inorgánicas», lamentó.

Cerca de ella, un turista británico advierte de que, aunque algunos se divierten con las colchonetas y chapoteando, el olor no se puede soportar». A lo largo de la calle varios técnicos se afanan en levantar las tapas y retirar restos de suciedad que impiden que las alcantarillas absorban las gran cantidad de agua acumulada.

Paralelamente, en las calles que desembocan en la playa, efectivos de Protección Civil de Sant Josep se desdoblan para achicar el agua que se acumula en algunas zonas. Todas las manos son pocas contra un nuevo episodio de lluvia que, durante horas, sumerge Platja d’en Bossa bajo un manto de agua marrón.