Un olivo de Formentera que puede tener más de 100 años a pesar de no superar los 10 centímetros. | I. Arañó

Ayer se iniciaron las actividades niponas en el C-19 con un taller de bonsáis shohin (no pasan de los 25 centímetros) y mame (menores de 10 centímetros). Estos últimos caben en la palma de la mano y necesitan más cuidados que los shohin, pues al tener menos tierra a las raíces les cuesta más arraigar y la tierra se seca antes: «Si los dejas una mañana al sol, están muertos», comentó Joan Montesino, profesor de la Bonsái Ibiza Escuela que impartió ayer el taller junto con su compañero Joan Torres. Ayer enseñaron cómo darles formas a los bonsáis, utilizando alambres, «no les hace daño porque lo hacemos por encima de la corteza», indicó Montesino. Entre los bonsáis había ejemplares del pino ibicenco, un olivo de Formentera, un manzano, una sabina ibicenca o un pino canario.

Además, había una pequeña exposición de muñecas koboshi hechas en Fukushima, y pintadas por artistas isleños como Marcos Torres o Jesús de Miguel.