Imagen del yacimiento arqueológico de Ses Païsses de Cala d’Hort, en el municipio de Sant Josep. | Toni Escobar

Eivissa acogió durante siglos a importantes civilizaciones mediterráneas que han dejado un valioso legado, digno de admiración. Su conservación y divulgación ha resultado siempre una piedra angular de trabajo para las administraciones, aunque en los últimos años los recortes presupuestarios han diezmado su preservación y dinamización. Los tesoros patrimoniales que esconden los cinco municipios no simbolizan únicamente elementos culturales para su estudio y observación, sino que también pueden convertirse en un producto turístico para desestacionalizar la temporada.
El departamento de patrimonio del Consell d’Eivissa gestiona distintos espacios y yacimientos arqueológicos que han sufrido una parálisis a consecuencia, argumentan sus responsables, de la falta de recursos y personal. Es el caso de Ses Païsses de Cala d’Hort, el museo de etnografía des Can Ros de Puig de Missa o es Molí des Porxet, en Puig des Molins.

Otro de los restos arqueológicos más profusos de la isla, el yacimiento y centro de interpretación de Sa Capelleta, se mantiene vivo por una ordenanza de trabajo que permite tener un empleado en la puerta mañana y tarde. Asimismo, la máxima institución insular delegó en los ayuntamientos de Sant Joan y Sant Josep la conservación y gestión de la cova des Cuieram (o Culleram), en cala Sant Vicent, y la Torre de sa Sal Rossa, al final de Platja d’en Bossa.
Además, el Consell de Eivissa declaró en marzo de este año Bien de Interés Cultural los restos de la batería militar de Sa Caleta y tramitó un proyecto para rehabilitar los edificios militares y convertirlos en el centro de interpretación del yacimiento arqueológico fenicio de sa Caleta –que forma parte del sitio Patrimonio de la Humanidad–, que se encuentra colindante con la zona de la batería militar. Esta es, para muchos, la joya de la corona del legado de nuestros antepasados en Eivissa.

La técnica encargada de estos espacios es Lina Sansano, exregidora de Cultura y Patrimonio del Ayuntamiento de Vila. Sus planes y los de la conselleria para 2016 son incluir en los presupuestos una partida que permita incorporar personal y programar actividades para mantener y dinamizar todas estas reliquias de nuestro pasado.
«Durante los últimos cuatro años se ha cortado el grifo y ha habido problemas administrativos. Había caído mucho la preservación de espacios como la casa des Can Ros o como Ses Païsses de Cala d’Hort», sostiene Sansano, quien recuerda que con anterioridad «se atendía sobre todo a grupos escolares y se llevaban a cabo talleres de cocina tradicional» en un horno pagès donde se elaboraba pan, coca, cuinat, salsa o flaó.
El objetivo hasta final de año, explica la técnica del Consell, es «limpiar y poner al día las instalaciones» para ya durante el próximo año comenzar la tarea de «divulgación y dinamización» de estos espacios «coordinando visitas guiadas».

Historia viva

Recientemente el Consell ha cerrado «hasta nuevo aviso» la casa exposición del yacimiento arqueológico de Ses Païsses de Cala d’Hort por falta de personal.
Se trata de un conjunto histórico y paisajístico singular, formado por diversos elementos de cariz arqueológico y etnográfico. Corresponde a un asentamiento rural de época púnico-romana que incluye una necrópolis púnica y otra de época baja imperial (siglos V a. C. hasta el VIII d. C.) y una casa pagèsa, propiedad del Consell que es una extensión del Museu d’Etnografia d’Eivissa. Allí se explica la evolución del poblado y la arquitectura rural en la isla de Eivissa, el aprovechamiento de los recursos que proporcionaba el mundo rural, la agricultura, la ganadería, la pesca, una forma de vivir que ha perdurado hasta la segunda mitad del siglo XX y de la cual la casa pagèsa de Cala d’Hort es un ejemplo vivo.

En el Puig de Missa de Santa Eulària, al otro lado de la isla, se encuentra Can Ros des Puig, una antigua casa pagèsa habilitada como museo de etnografía local que supone un buen ejemplo de arquitectura rural ibicenca, con el «porxo» (sala principal), la cocina, las diferentes «cases de dormir» (habitaciones), la almazara (molino de aceite), el «porxet» de arriba (balcón), el pozo y la cisterna. Los recortes han paralizado la divulgación de su contenido, aunque está en los planes de la conselleria recuperar el próximo año éste y otros restos patrimoniales para visitas guiadas y grupos escolares.