El humorista, José Boto. | Toni Escobar

José Boto, organizador junto a la Ibiza Comedy Club del Festival del Humor, hace un repaso de la historia de lo que se ha convertido en una cita obligada con los monólogos en la isla. La sexta edición, con un cartel envidiable, empieza mañana mismo.

—Este año se celebra la sexta edición del Festival del Humor, ¿cómo nació esta iniciativa?

—Surgió en una comida con Riki López, cómico y amigo que también organiza un festival similar en Palma. Fue hace seis años, cuando acababa de venir aquí a vivir, y se me quedó el ‘run run’. Pregunté si en invierno había actividades culturales, y si bien había teatro, los monólogos, salvo en bares, no se habían visto. Hablé entonces con la concejal de cultura de ese momento, Sandra Mayans, que dio el visto bueno, y con Carles Fabregat, encargado de Can Ventosa, un hombre de teatro y muy sincero. No le gustaban los monólogos, pero apostó por el festival.

—Y visto lo visto, fue un éxito.

—Sí. El primer año vino Riki López, Goyo Jiménez y también tenia que venir Flipy, pero un día antes de la actuación tuvo un cólico nefrítico. Así que propusimos devolver el dinero de las entradas, asistir a una doble sesión de Goyo Jiménez, o que actuara yo. Al final no se devolvió ninguna entrada y, gracias a Flipy, el público me conoció en ese momento como humorista ya que hasta ese momento era «el marido de».

—A partir de entonces el festival se convirtió casi en una demanda.

—El segundo año vinieron Dani Rovira y Faimino y Cansado. Que los número 1 vengan en una segunda edición, es muy grande. El festival empezó a tener mucha repercusión entre los cómicos por el fin de semana que pasan en la isla. Así, los cómicos empezaron a hablar del festival, de hecho el representante de Berto Romero se puso en contacto conmigo para venir.

—¿Cómo se consigue eso?

—Es un lujo que me llamen cómicos de renombre para venir al festival, algo que se ha conseguido gracias al público. Ya no es que llenen el teatro, porque están acostumbrados a llenar, es lo que transmite. Los humoristas se encuentran un público muy entregado.

—¿La gente de Ibiza muestra interés por el festival?

—El público demanda caras conocidas, famosos, y a veces no son los mejores cómicos. Intento alternar lo que piden con lo que me gusta. La ventaja del festival es que al montarlo un cómico, pienso como un cómico y no como un promotor, que piensa más en dinero. Pienso en que mis amigos conozcan esta cara de Eivissa, en invierno, y en que el público conozca estos pedazo de cómicos que son brutales en directo.

—¿Cuánta gente calculan que ha pasado?

—Hemos traído una media de 400 espectadores por sesión, 1500 en tres días. Decía Leo Harlem que era lo mismo que llenar Las Ventas, algo muy difícil en Eivissa en invierno.

—¿Todo ya está listo para mañana?

—Sí. Julián López y Raúl Cimas abrirán el festival el jueves con la obra Toda la verdad sobre el oso hormiguero, que estos dos últimos años está arrasando por toda España. No la he visto, pero conociéndolos, te pueden sorprender con cualquier cosa. Humor manchego, surrealista, con sus palabros. Con ojos cerrados dije que sí sin ver la obra.

—El viernes por fin Flipy...

—Será una cita con dos de mis mejores amigos, Flipy, que tenia una deuda con Eivissa e Iñaki Urrutia, con el humor más canalla que conozco. La gente del monólogo va a venir el viernes. Son dos bestias del circuito de cómicos. Para mí es la actuación más recomendable, con uno de los mejores directos.

—Y el sábado la magia...

—Eso es. Con Jorge Blass. Me animó a venir, porque en su espectáculo también hay humor. Es el digno sucesor de Tamariz. Ha defendido la magia y la ha llevado a unos extremos de ir más allá, de investigar e incluso David Copperfield le ha comprado trucos. Para mí, que pise éste escenario, y que esté lleno, sobretodo de gente jovencita, que aquí la magia tiene mucho tirón, es un éxito de esta apuesta personal. Viendo el ritmo de venta de entradas, sé que es un acierto.

—¿Y el broche final?

—El domingo acabamos con Toni Moog, que casi es de la casa. Actúa mucho en el Pereyra y tiene familia aquí. Si cerramos el festival con él es porque ha hecho un hueco de su temporada en el Capitol. Es irreverente y directo como él sólo. O se le quiere o se le odia.