Seguro que si Peter Pan hubiera pasado ayer por la mañana por Santa Gertrudis se habría frotado los ojos dudando de si estaba o no en su querido País de Nunca Jamás. Y es que esta pequeña localidad perteneciente al municipio de Santa Eulària dedicó una jornada dentro del programa de fiestas dedicada íntegramente a los más pequeños del pueblo.

Sin niños perdidos y si cientos de estudiantes de Primer, Segundo y Tercer ciclo de los colegios del pueblo, las actividades comenzaron desde bien pronto e incluyeron desde juegos tradicionales hasta un desayuno de convivencia entre los estudiantes de distintas edades, pasando por la obra de teatro La petita Lula, que se representó desde las 12.30 horas en una abarrotada plaza de la iglesia.

Precisamente esta divertida obra creada pensando en los más pequeños por Maria Antònia Oliver fue el broche perfecto a la mañana. Su mezcla de danza y teatro a cargo de bailarines, actores y equilibristas en la que se cuenta la historia de tres amigos que se mudan y llegan a un lugar nuevo, donde no saben muy bien si son parte del mobiliario, y donde tienen que dar lo mejor de sí para descubrir la verdad, hizo las delicias de los pequeños.

Mañana intensa

Sin embargo, la mañana dedicada a los niños había comenzado varias horas antes con actividades pensadas para entrar en calor.

Desde bien pronto los niños pudieron disfrutar con juegos tradicionales que les transportaron directamente a esos tiempos, no tan lejanos, donde se jugaba sin teléfonos móviles, consolas ni tablets. Hubo chapas, peonzas, juegos de puntería o el tira tira de la cuerda, y todos los niños, no sólo sobrevivieron sino que se lo pasaron en grande.

Después, y para recuperar fuerzas, desde las 11.00 horas se celebró un desayuno de convivencia. En él participaron todos los alumnos de los colegios de Santa Gertrudis junto a profesores y padres que acudieron a la cita. Y así, juntos pudieron degustar todo lo que cada grupo aportó, ya que a cada clase se le pidió durante los días previos que llevara una cosa, desde platos dulces a salados, pasando por los platos o las servilletas.

Una actividad más que ayudó a seguir fomentando la convivencia entre los más pequeños de la localidad. Y es que ayer Santa Gertrudis se convirtió al menos durante unas horas en territorio exclusivo de niños. El País de Nunca Jamás trasladado al centro de la isla.