José Luis Marcos ha estado 23 días trabajando 10 y 12 horas diarias para que el belén de la iglesia de Sant Elm abriera ayer sus puertas a las 16.00 horas y se pueda visitar hasta el próximo 8 de enero. Hace cinco años que se dedica a hacerlo y aunque este año se ha visto un poco afectado por el recorte presupuestario no le ha impedido realizar una verdadera obra maestra. «Antes tenía un ayudante pero ahora con el tema de los recortes no he podido tener ninguno», comentó.

En este sentido el artesano vallisoletano aseguró que hacer el belén «es un trabajo complejo porque lo hago yo solo y hay muchos elementos como el poliuretano, el corcho, musgo o la luz que tienes que hacer de dentro para fuera porque luego no puedes acceder a las partes de atrás ya hechas», explicó.
Este año Marcos lo ha cambiado todo completamente respecto a la del año pasado. En total son casi 30 metros cuadrados y aunque parezca increible Marcos no lo dibuja previamente ni lo diseña, simplemente le va saliendo la inspiración a medida que va haciendo sin saber hasta el último momento «lo que voy a hacer».

Eso sí, y aunque cada año trabaja con los mismos materiales lo que siempre cambia es la composición. «Intento que tenga cierto movimiento y que no sea plano y por eso con las montañas siempre trato de hacer algo diferente». Así, este año los asistentes podrán ver representados el castillo de Herodes, los Reyes Magos, un pueblecito de pastores, la ciudad de Belén, la anunciación y la huida a Egipto e, incluso, una catarata hecha con agua de verdad que le ha dado algún que otro problema a Marcos. «Tengo una fuga de agua y no se cómo solucionarlo, tendré que mirármelo bien», comentó.

La importancia de la luz

Según su propio autor, la iluminación es un factor muy importante en el belén porque «se aprecia bien por la noche y se ha conseguido un toque recogido, muy bonito». Eso sí, José Luis Marcos se considera muy exigente consigo mismo y por eso cada año intenta hacerlo perfecto. «Son muchas horas, pero luego cuando ves la cara de los niños al ver las cuevas y los rincones que hay, vale la pena», indicó.
De entre todos los elementos el vallisoletano destacó, por ejemplo, «el pueblo de Belén, compuesto por casas que se asemejan mucho a la arquitectura ibicenca y que gusta mucho a los niños porque se sienten identificados, y la muralla de Herodes, también comparada habitualmente con la de Dalt Vila».
Autor de otros belenes
José Luis Marcos se ha convertido en un conocido belenista de Eivissa. Otros años también ha hecho el de la Iglesia de Santa Cruz y el del Hogar de Mayores del parque Reina Sofía. «Desde jovencito yo ya hacía belenes en casa porque me encantaba y ahora, cuando no es Navidad, me dedico a restaurar figuras y obras de las iglesias, entre ellas figuras de belenes», explicó el artista.
Concretamente, algunas de las figuras expuestas en el belén de Sant Elm son réplicas realizadas en los años 40 de las figuras que hacía Francisco Salzillo, uno de los escultores más importantes del Barroco español, y que pueden alcanzar los 400 euros por figura.