Esta semana ya lucen bombillas de colores por los pasillos del Mercat Nou, el ambiente navideño empieza a respirarse en este punto que antaño, en esta época, era un auténtico hervidero de gente. Sin embargo, los meses de diciembre ya no son como los previos a la crisis, ansiados tanto por consumidores como por comerciantes.

Así lo explica la pescadera Carmen Moya: “No hay demasiada gente, creo que debería haberme cogido puente, como la mayoría de clientes” (el Mercat Nou abrirá el próximo lunes). Reconoce que antes había más movimiento en el tramo final de año, pero que ahora “solo podemos hacer un buen verano para aguantar el resto del año”.

Otra pescadera, Maria Marí, comenta que “aquí la mayoría espera al último día y se lleva lo que encuentra, aunque sea caro”. A pesar de ello, ha notado que cada vez los consumidores miran más el bolsillo y “se llevan dorada en lugar de marisco o mero por el precio, aunque sea Navidad”. Ante esta situación, ha ideado unas bandejas con ocho gambas (14,90 euros) o cigalas (9,90 euros) para animar las ventas.

“Además, redondeo el precio y así salen a unos 45 euros el kilo”, afirma, mientras aparece Lola, una clienta que se lleva una bandeja de cigalas. Tras ella, otro cliente se gasta casi 150 euros en bandejas de gambas. Parece que la idea funciona.

Pero el escaso bullicio de la mañana empieza a languidecer enseguida conforme se acerca el mediodía. Los pasillos del Mercat Nou empiezan a vaciarse, aunque aparece entonces una veintena de escolares que prácticamente se lanza a la sección de pescaderías. Son alumnos de segundo de primaria de s’Olivera, explica Miquel, su tutor. “Estamos haciendo un proyecto sobre peces y hemos visitado una tienda para comprar peces vivos y montar una especie de acuario y ahora hemos venido al mercado a ver de cerca las variedades locales”, añade el maestro, que atiende las dudas de sus pupilos. “Esto es una roja y aquél pescado de allá es una araña”, indica mientras advierte a sus alumnos que no toquen nada.