Dos paneles instalados en Dalt Vila completamente deteriorados, como señala el estudio. | Redacción Local

En el estudio de los investigadores de la UIB José Ramón Cardona y María del Carmen Azpelicueta publicado en el Anuario del Turismo de las Illes Balears se destaca que en un trabajo de 2010 sobre las once ciudades españolas con bienes Patrimonio Mundial Eivissa quedaba en séptimo u octavo lugar en un ranking que avaluaba la oferta de cada una de ellas pese a que, «gracias al turismo de sol y playa, cuenta con una potente infraestructura muy superior a otras ciudades del estudio, esto datos nos indican que algo no funciona del todo bien».

Los autores destacan que en 2015 en Dalt Vila, sa Penya y la Marina había 2.150 habitantes, «principalmente población flotante y envejecida». Unos barrios donde «se han realizado acciones sociales, principalmente en sa Penya, aunque insuficientes para la problemática de estos barrios, pero no hay constancia de proyectos importantes para convertirlos en zonas residenciales y comerciales de referencia, aprovechando el emergente turismo de lujo».

Museización

Entre las actuaciones que destaca en el estudio llevadas a cabo en la ciudad antigua figura la museización de las murallas renacentistas y la mejora en la iluminación, que han permitido «que zonas de difícil visita sean accesibles y que todo el recinto amurallado muestre cómo era en su época de máximo explendor. Sin embargo, los autores señalan que «hay que hacer un mantenimiento más intenso: atriles informativos deteriorados e ilegibles; vegetación en muros y casamatas, e indicios de vandalismo (grafitis y elementos desaparecidos).

Otro tirón de orejas a la oferta cultural de la ciudad es la «poca relevancia» que tiene el turismo cultural. «Las visitas anuales de los museos y centros de interpretación de la ciudad son muy escasas y raramente superiores a 20.000. Si tenemos en cuenta que muchas de estas visitas son de escolares de la isla y que la isla recibe másde dos millones de turistas, vemos que este tipo de turismo tiene poca relevancia en el cómputo total», se asegura en el estudio.

Por otro lado, también se denuncia el «sesgo favorable a la ciudad en inversión, promoción y gestión» a pesar de que la declaración afecta a varios municipios de la isla. «Este sesgo se observa en el Consorcio Eivissa Patrimoni de la Humanitat, integrado por el Ayuntamiento de Eivissa, el Consell d’Eivissa y el Govern balear, pero no están presentes el Ayuntamiento de Sant Josep de sa Talaia y el Consell de Formentera. El resultado de este sesgo es que sólo pequeñas inversiones se han realizado en sa Caleta, ses Feixes de Talamanca y el Parque Natural. En total 2,2 millones de euros frente a los más de 25 millones gastados del presupuesto del Consorcio en Dalt Vila, las murallas, es Soto, sa Penya, la Marina, y algunas obras en Vara de Rey o la avenida España (fuera de la zona protegida y del entorno de los elementos protegidos)», comentan los autores.

LA NOTA

Proponen un mayor rigor histórico durante la Feria Medieval

En el informe se destaca la Feria Eivissa Medieval como uno de los atractivos de la ciudad, pero considera que «posiblemente se consigue una mejora en el uso de eventos si se realizaran más repartidos a lo largo del tiempo, y con mayor rigor histórico como el caso de San Agustín (Florida, EEUU). Por tanto una opción de mejora sería organizar en la ciudad amurallada mercados de artesanía y recreaciones de la vida en la Edad Moderna (época de las murallas) a lo largo de la primavera y el verano», señalan los autores. Además, también comentan que la zona baja de Dalt Vila y la Marina tienen elevada actividad nocturna en forma de restaurantes, bares y tiendas, que permite ocupar el tiempo entre la playa y las fiestas en las macrodiscotecas. Vemos, por tanto, que no hay una oferta de turismo cultural autónoma sino una oferta complementaria de ocio nocturno y excursiones comodín para los días intempestivos».