Ball pagès, bunyols, vi de la terra, carros de barana, ponys, obispo, curas, autoridades, políticos casi obligados a estar en misa, decenas de vecinos y curiosos, almendros en flor, y de repente, el protagonista del día grande de Santa Agnès es un retablo. Y es que la obra realizada en madera por el taller Julián del Olmo Lara se convirtió en la más fotografiada de la jornada.

Eso si, sus llamativos colores, entre los que predominan los rojos, los verdes y los dorados no dejaron indiferente a nadie. La gran pieza, en la que resalta la imagen original de Santa Agnès encargada por el obispo Cardona, con el cordero en sus pies y la palma en la mano en señal de su santidad, los dos angelitos de los laterales, y el cuadro de la parte inferior donde se ven los tradicionales almendros del Pla de Corona, fue muy comentada. Para muchos estaba muy bonita y para otros era demasiado colorista para una sencilla iglesia como la de Santa Agnès, construida a instancias del primer obispo de Eivissa Manuel Abad y Lasierra y terminada hacia 1806.

Y en medio de unos y de otros el párroco de Corona, Joan Riera, «respetuoso con todas las opiniones». «Entiendo que haya gente a la que no le guste el retablo porque cada uno puede dar su punto de vista siempre que se haga desde el respeto, pero yo creo que ha quedado muy bonito aunque tenía un poco de miedo de como podía quedar el resultado final», bromeó a este periódico en la sacristía al terminar la misa.

Quemado por la FAI

Lo cierto es que la obra que ahora preside el templo de Santa Agnès ha sido, según Joan Riera, «una demanda vecinal casi constante» desde que el retablo original fuera quemado durante la Guerra Civil por miembros de la Federación Anarquista Ibérica llegados desde la Península. «Tenga en cuenta que aquel fatídico día els coroners hicieron todo lo posible por evitar el destrozo tapando las ventanas de la iglesia para evitar que se propagara el fuego, consiguiendo al final rescatar los libros parroquiales, las custodias y parte de los altares laterales que luego fueron reconstruidos por el maestro Rafael Capilla», recordó Riera sin querer ahondar más en el asunto «porque de lo sucedido en la Guerra Civil mejor no hablar».

Así que, cambiando radicalmente de tema, el párroco explicó que la reconstrucción del retablo fue encargada a finales del mes de julio y que, una vez, terminado, su montaje apenas ha durado un día. Todo ello ha supuesto una inversión de unos 19.000 euros que será sufragado a partes iguales con donaciones de unas 40 familias del Pla de Corona y el Obispado, «aunque hasta el momento sólo se ha podido pagar una cantidad por parte de esta última institución».

El resto, normal

Hasta aquí todo lo referente al protagonista del día, el retablo de la iglesia. Por lo demás, el día grande de Santa Agnès discurrió según los cánones que marcan esta fiesta en cualquier pueblo de la isla.

Desde las doce el obispo de Eivissa y Formentera, Vicente Juan Segura, ofició una misa, y tras algo más de una hora comenzó la procesión. Una marcha que siempre despista a los que no son expertos en este día grande ya que las cuatro imágenes no salen por la puerta frontal sino por el lateral, una entrada construida, según dicen las leyendas, después de que els coroners se negaran a entrar por la puerta principal tras un crimen cometido junto a ella.

Eso sí, lo que no cambia es la belleza de las fotografías que se pueden realizar de la procesión, que desfila en un corto pero precioso trayecto en torno al templo y entre los almendros en flor. Una vez concluido el recorrido fue el turno de la demostración de ball pagès, a cargo en esta ocasión de varios miembros de las collas de Aubarca, Buscastell, Sant Rafel y Brisas de Portmany, todas ellas del municipio de Portmany, el reparto de bunyols i vi pagès, y finalmente el desfile de carros, en los que participaron 8 carros de barana, otro de paseo y 6 tirados por ponys.

Ya por la noche, el día grande terminó con la música disco de distintas épocas del DJ Ángel en la carpa de la localidad.