Los vecinos de Dalt Vila celebran la restricción de las tarjetas de acceso | Ana Fernández / Renato Steinmeyer

Pese a lo restrictiva de la medida del Ayuntamiento de Eivissa de aumentar las limitaciones en el estacionamiento en Dalt Vila, son varios los vecinos que encuestados por este periódico que no sólo se han mostrado satisfechos por la decisión del Consistorio, sino que la consideran escasa para la situación de la zona protegida.

«A mí me gustaría que se pudiera pasear tranquilamente por Dalt Vila sin tener que respirar humos o convivir con vehículos», explicó ayer Carolina Marqués, una arquitecta que reside en la zona amurallada y que añade que «se trata de un lugar muy bello, reconocido como Patrimonio de la Humanidad y eso hay que protegerlo. Inevitablemente con la circulación, el pavimento se estropea».

De la misma opinión se muestra el matrimonio formado por Antonio Guasch y Marion Murdoch, residentes en la zona protegida de Dalt Vila. Ambos se manifiestan su satisfacción con la medida planteada por el Ayuntamiento, aunque consideran que «lo ideal sería que no pudieran entrar los coches en el recinto. Que lo hicieran lo justo para tareas de carga y descarga, pero que se estacionara fuera de aquí como ocurre en otros lugares protegidos del mundo».