Dos efectivos de los GEAS estuvieron inspeccionando ayer los alrededores del islote de es Vedrà durante al menos una hora. | Toni Escobar

Dos semanas después de la matanza de cabras en es Vedrà, dos agentes de los Grupos Especiales de Actividades Subacuáticas (GEAS) se desplazaron ayer hasta las inmediaciones del islote para inspeccionar la zona en una de sus lanchas, tras varios días en los que el fuerte viento desaconsejaba salir a la mar.

Los efectivos de la Guardia Civil estaban realizando las tareas de vigilancia propias del servicio, pero prestaron especial atención a es Vedrà, en cuyas aguas permanecieron por espacio de al menos una hora.

Los agentes de la Benemérita se acercaron a la embarcación en la que viajaban un fotógrafo de este rotativo y a un cámara de la Televisió d’Eivissa i Formentera (TEF), a quienes preguntaron si habían visto algún cuerpo de los mamíferos abatidos el 4 de febrero. Su respuesta fue negativa.

Los dos profesionales de los medios de comunicación que ayer la oportunidad de embarcarse y acercarse a la base del impresionante islote de 388 metros de altura comprobaron que desde el mar es imposible apreciar los cuerpos yacentes de las cabras, que servirán de alimento, según el Govern, a dos aves carroñeras: los buitres leonados y una población de cuervos.

Desde el Ejecutivo balear negaron en su día que dejar los cuerpos de las cabras en el islote suponga un incumplimiento de la Ley de Sanidad Animal 8/2003, que tipifica como falta grave abandonar cadáveres con riesgos sanitarios. La Conselleria de Medi Ambient explicó que en la normativa Sandach sobre residuos cárnicos, se excepcional la eliminación de cadáveres cuando se trata de zonas de difícil acceso. Además, el real decreto 1632/2011 permite en supuestos de conservación de aves carroñeras el abandono de cadáveres y sus restos para la alimentación de estas aves.

Movilizaciones

El pasado sábado más de medio millar de personas mostraron su desacuerdo por la decisión del Govern de aniquilar las cabras de es Vedrà a escopetazos en una manifestación convocada por trece asociaciones animalistas que recorrió las principales avenidas de Eivissa.

Entre los asistentes también se encontraban la docena de propietarios de es Vedrà, los llamados ‘vedraners’, que insistieron en que sí era posible sacar a las cabras vivas del islote. Uno de estos ‘vedraners’ que asistieron a la manifestación fue Pep, quien señaló que «yo y siete u ocho más en dos o tres días las habríamos sacado vivas a todas», antes de asegurar que son capaces de repoblar el islote: «Yo sí [voy a meter más cabras]. Si los otros me acompañan, sí».

Este veterano ‘vedraner’ recordó que la última vez que acudieron a coger las chivas de es Vedrà fue en abril del año pasado. «Queríamos ir ahora, pero [los técnicos del Govern] han ido sin decir nada y nos las han desgraciado. No nos avisaron, lo hicieron aposta».

Los manifestantes también pidieron la dimisión de la directora general de Biodiversitat i Espais Naturals, Caterina Amengual, y del conseller insular de Medi Ambient, Miquel Vericad, que durante la semana pasada recibió amenazas de muerte en las redes sociales. Un día antes, el partido animalista Pacma presentó en la Conselleria de Medi Ambient más de 18.000 firmas solicitando la dimisión de ambos responsables políticos.

Vericad, en una entrevista concedida a este medio de comunicación, se reafirmó en que no existía ningún método alternativo que el utilizado por el Govern balear para acabar con las cabras de es Vedrà.