La caravana itinerante del programa Feim Barri, impulsado por el Ayuntamiento de Eivissa para dinamizar los distintos vecindarios de Vila fuera de la temporada turística, recaló ayer en el parque Reina Sofía. En este emblemático espacio, con las murallas como espléndido marco, decenas de personas acudieron a lo largo de la mañana para disfrutar de una serie de propuestas que giraban en torno a la vida saludable.

«En la primera cita del año, en el bulevar Abel Matutes Juan, propusimos algo de deporte con una sesión de Pilates como propósito de año nuevo y ahora seguimos con la alimentación saludable y la actividad física», explicó la concejala de Participació Ciutadana, Carmen Boned.

Así, los más tempraneros pudieron practicar tai chi y chi kung de la mano de Jesús y Elena. «Hacemos talleres en Vila, Santa Eulària y Sant Antoni y cada sábado hacemos uno gratuito al aire libre como el de hoy (por ayer) en alguno de estos tres municipios», señaló Jesús Bonet, que dirigió la sesión ante una cincuentena de personas.

La relajada música que ambientaba esta propuesta pasaría a ser bastante más movida a las 12.00 horas, cuando estaba prevista una clase de zumba.

En las carpas habilitadas por el consistorio, el equipo de Sésamo Ibiza hacía demostraciones de cómo preparar un almuerzo saludable acompañado de té chai y un zumo depurativo de aloe vera y limonada. Ante la atónita mirada de los presentes, Emmanuelle elaboró una compota de manzana, pera y plátano, a la que añadió canela, jengibre, arroz hinchado y algunos frutos secos en solo seis minutos. «Todo el mundo tiene tiempo para hacerlo, así que no hay excusa para recurrir al croissant del bar», apuntó. Acto seguido, usó los mismos ingredientes pero crudos, untándolos con melaza para elaborar unas sanas y gustosas barritas crujientes.

A su lado, la Arquitecta proponía un divertido juego infantil que consistía en construir una ciudad comestible con alimentos previamente cortados o laminados. El final no podía ser otro que comerse la nutritiva urbe, aunque la pequeña Ana quería lanzarse antes de tiempo y casi se zampa unos trozos de kiwi cuando aún no se había puesto siquiera la primera piedra de la villa.

También participó Ecofeixes, con un taller donde mostró cómo hacer un pequeño huerto urbano en casa. Además, al final de la mañana, sorteó una decena de cestas de productos ecológicos.