Hay semanas en las que el flujo informativo y la naturaleza de las noticias le dejan a uno exhausto. Esta es una de esas semanas. Los ecos por la eliminación de las cabras de es Vedrà, por un lado, y el proceso de información y consulta sobre la reforma de la carretera de Santa Eulària han acabado con las pocas energías que tenía cuando comenzó la semana. Quizá sea la entrada (por fin) del frente frío y de las primeras lluvias del invierno lo que me hace sentir tal ‘flojera’. O la humedad, quién sabe. A todo esto se suma el insomnio que me obliga a padecer el ruido de unas persistentes obras de canalización en mi barrio que parecen no tener fin.

Mientras me repongo a tanto lloriqueo, Eivissa permanece atenta a la tramitación de la controvertida ecotasa, a cuyo impreciso reparto territorial se opone ahora Podemos. Hacen bien los diputados ibicencos de la formación morada por reivindicar un porcentaje por islas, lo más justo posible en función del impacto turístico que reciben. Sería muy positivo que todas las fuerzas políticas de Eivissa, Formentera y Menorca se plantaran frente a Mallorca para exigir una cuota mínima garantizada, no vaya a ser que ocurra como hace años, cuando no vimos un duro del famoso impuesto.

Por otro lado, esta semana la Policía ha puesto cerco a las bandas organizadas que están perpetrando robos en domicilios y comercios de Eivissa. La detención de siete personas ha puesto fin a un clan delictivo que operaba en Vila y a la que se han intervenido un revólver, dinero y material electrónico. Las obras del puerto son otro de los asuntos que más polvareda levanta estos días, después de que los vecinos de Formentera se hayan puesto en pie de guerra por el traslado previsto de su estación marítima en Eivissa.

Resulta difícil de explicar por qué un ente portuario, dependiente del Estado, puede decidir sobre la disposición y perfil de los muelles de una ciudad y sobre los servicios que necesitan sus vecinos.

Por último, este periódico les ofreció ayer los detalles del futuro Plan de Movilidad insular que quiere impulsar el Consell en los próximos años. Menos cemento y más carriles bici. Me gusta como suena, pero habrá que ver en qué queda todo.