La gran tapa del depósito de agua instalado en los años 50 se retirará y se rebajará el suelo del baluarte. | Toni Escobar

Bloques de hormigón, muros hechos con ladrillos, diferentes tipos de forjado, daños en todos los paramentos y, sobre todo, muchos escombros. El baluarte de Sant Jordi ha sido en las últimas décadas un cul de sac en el que se ha podido encontrar «de todo», en palabras del arquitecto Fernando Cobos, responsable del Pla Director de Muralles y de las obras de restauración de este monumento que acaban de empezar.

La empresa Refoart, con un presupuesto de 322.000 euros, será la encargada de llevar a cabo los trabajos de rehabilitación del único baluarte que queda por restaurar a pesar de ser el más antiguo de los siete fortines que se construyeron en las murallas renacentistas de Dalt Vila en el siglo XVI. El presupuesto total de la obra es de 402.913 euros, financiados entre el Ministerio de Fomento y el consorcio Patrimoni de la Humanitat y acabará el próximo mes de diciembre.

Difícil acceso

La restauración, que culminará la rehabilitación de todos los baluartes llevados a cabos a lo largo de varios años y diferentes consistorios de Vila, supondrá «un importante esfuerzo» por su difícil acceso y por las condiciones en las que se encuentra el «dañado» monumento. Según explicó a pie de obra el arquitecto municipal, el baluarte de Sant Jordi ha sido «muy maltratado», entre otros motivos por la construcción de un depósito de agua en su interior durante los años 50 del siglo pasado. «Está machacado interiormente, perforado por el depósito y las casamatas tienen hasta un metro de tierra», afirmó.

El complicado trabajo de restauración de este espacio empezará «dejando al aire todas las heridas». Es decir, excavando las casamatas y quitando los apósitos y los bloques de hormigón que se añadieron siglos después de su construcción, llevada a cabo por el ingeniero italiano Giovanni Battista Calvi en 1554.

Tras realizar un diagnóstico del estado del baluarte se tomarán las decisiones finales para su restauración, que no contempla la retirada de la estructura del depósito de agua dado que eliminarlo podría dañar todavía más el baluarte.

Únicamente se eliminará la gran tapa del depósito visible desde la plataforma del baluarte y posteriormente se rebajará el pavimento para recuperar el aspecto original de este espacio.

La primera zona de intervención se realizará en el parapeto que une el baluarte de Sant Jordi con el de Sant Bernat, en la zona por donde circulan los transeúntes con la intención de acabar esta parte antes de que comience la temporada turística.

El concejal de Cultura del Ayuntamiento de Vila, Pep Tur, mostró su satisfacción por el inicio de las obras de un baluarte que conserva los parapetos más antiguos de la muralla con forma curva y que constituyen una excepción en la fortificación del Renacimiento. Tur también recordó que se han puesto en marcha dos fases de un plan para realizar pequeñas intervenciones y arreglar algunos desperfectos detectados en la zona declarada Patrimoni de la Humanitat. El concejal y Rosa Gurrea, técnica de Patrimoni del ayuntamiento, aseguraron que inicialmente no se contempla la museización de este fortín una vez acabe la restauración y la intención es dejarlo «limpio» para contemplarlo en su estado natural. «Eso no quiere decir que una vez acabada la obra se repiense y decidamos hacer algo», matizó.