No pronunció ni una palabra durante el pleno, pero todos tuvieron su mirada fijada en él. El conseller Vericad fue el blanco de las iras de los animalistas que protestaron ayer por la matanza de es Vedrà. Se le vio nervioso durante el pleno y se levantó de su silla en varias ocasiones. Estuvo a punto de liarla muy gorda a la hora de votar la moción sobre este mismo asunto, ya que estuvo a punto de sumar su voto con los de los consellers del Partido Popular y, por lo tanto, de aprobar la petición de dimisión de Caterina Amengual. Sin embargo, el conseller de Medi Ambient rectificó a tiempo y bajó el brazo rápidamente para después votar en contra, como sus compañeros del equipo de gobierno. Minutos antes, mientras la podemita Viviana de Sans proclamaba las maldades del Tratado Transatlántico de Comercio e Inversión (conocido como TTIP por sus siglas en inglés), los primeros golpes en los cristales y bocinazos en el exterior provocaron que los escasos asistentes volvieran atrás sus cabezas y desconectaran (si no lo habían hecho ya) del discurso de la podemita. Unas palabras que pronto podrá escuchar Belén Torres, que en el próximo pleno de la máxima institución ya estará sentada en el espacio reservado para la oposición junto a sus colegas del PP.