Hace un año no paraban de un lado para otro llevando camillas con pacientes, organizando los últimos detalles o pendientes de que en los últimos traslados de los enfermos no se registrara ninguna incidencia. El 9 de marzo de 2015 estaban ya a las seis de la mañana en sus puestos de trabajo y, un año después, hacen un balance de la mudanza. Allí estuvieron Ignasi Casas, el gerente del Área de Salud hace un año y ahora responsable de Suministros; Josep Balanzat, gerente actual y médico hematólogo; Carolina Giménez, jefa de Enfermería; Paz Merino, jefa de la UCI; Rosa Marí, responsable de celadores, y Antonio Cruz, celador del hospital. Casas y Giménez fueron algunos de los responsables de la anterior etapa que llevaron parte del peso de la mudanza del hospital en el que no se dejó de dar servicio a los pacientes.
«Estaba todo muy planificado. Empezamos a trabajar mucho antes. El 7 de julio de 2014 abrimos la parte de consultas», recuerda Casas. La semana antes de la mudanza hicieron el traslado de quirófanos, lo más complicado, y el 9 de marzo salió todo rodado. «Fuimos mejor de lo que pensábamos», recuerda. De hecho se esperaba que la mudanza se prolongara hasta el día siguiente, pero a las nueve de la noche ya estaban todos los servicios en el nuevo hospital, salvo el retén de guardias en las antiguas Urgencias, «por si alguien se despistaba», recuerda Carolina Giménez.

Desde meses antes los celadores empezaron con el traslado del material. Los celadores conocen muy bien las distancias del nuevo hospital. «En el traslado de Laboratorio recorrimos 27 kilómetros», rememora Antonio Cruz. A diferencia de otros traslados, el hecho de estar conectados los dos centros facilitó el cambio. «La gente conocía bien el hospital. Iba cada cierto tiempo a mirar cómo iba todo. El punto fuerte es que estaban conectados los dos hospitales» comentó Merino.

Pero ese acercamiento entre el nuevo y viejo también tuvo su parte negativa, ya que hay servicios que aún no se han cambiado como una parte de Rayos, Anatomía Patológica y Laboratorio de esterilidad. «Si hubiera sido otro hospital no hubiera habido más remedio que pasarlo sí o sí», dice la jefa de la UCI.

Balanzat estaba entonces en Hematología y recuerda que «Nacho, el anterior gerente, hizo una planificación muy buena y no hubo grandes problemas». Todos coinciden en que la planificación previa facilitó mucho el traslado.

Al personal le costó adaptarse a «los espacios, donde estaba el material o la ubicación, la gente está haciendo un esfuerzo tremendo; los primeros meses fueron complicados por la adaptación, pero ahora muy bien», dice Giménez. «Lo primordial era no perderte. En los primeros días nos perdíamos todos», apunta Rosa Marí. Reconocen que se han acostumbrado a las distancias, «y ya no nos parece tan grande», apunta Rosa. No obstante, Cruz precisa: «Sí que se nota en los traslados que el hospital es más grande».

Un año después, la directora de Enfermería asegura que «se ha mejorado en espacios para pacientes, tecnología, prestaciones y cartera de servicios». No obstante, cuando se pregunta al personal responde que se ha empeorado en los servicios que presta la concesionaria. «Vamos trabajando poco a poco. Está costando un poco», contesta la directora. «Con un cambio de hospital, hay una adaptación que cuesta. Bajó la actividad y eso es normal, pasa en todos los hospitales, pero el personal se va adaptando y va haciendo el hospital más suyo, pero quedan cosas», apostilla.

Un cambio de estructura al que se han tenido que adaptar. «Cuando trabajas si necesitas unas pinzas sabes dónde están y las coges de una manera inconsciente, pero cuando cambias de sitio desaparece este aprendizaje inconsciente y eso estresa mucho», comentó Balanzat. En Enfermería, las habitaciones individuales han supuesto un cambio. «Aumenta el trabajo en enfermería, hay más espacio en el que tienes que hacer el trabajo pero los pacientes son los mismos», finaliza Giménez.

LA NOTA

Paz Merino: «Hemos ganado mucho»

En la UCI tienen un trabajo extra de papeleo para actualizar su certificación de calidad. «Nos han obligado a cambiar 50 documentos para pasar la siguiente auditoría», explica Merino. El traslado, sin embargo, «ha sido un acierto» para la UCI, porque están en la misma planta que Urgencias y Rayos. Ante las críticas de quienes cuestionan el traslado, asegura: «El que diga que es negativo el traslado es un inconsciente o está mintiendo. Hemos ganado mucho y pocos servicios han perdido».