Un nuevo vertido de aguas fecales en la bahía de Talamanca ha puesto en alerta a vecinos y comerciantes al producirse a las puertas de la Semana Santa, que marcará el inicio de la temporada para muchos restaurantes y establecimientos hoteleros. Desde la asociación vecinal ven con temor las recurrentes fugas del obsoleto emisario submarino y amenazan con denunciar la situación ante la Organización Mundial de la Salud, tal y como advirtió anteayer en estas páginas José Colomar.

Los buzos de la Agencia Balear del Agua iniciaron ayer los trabajos para subsanar la avería surgida el pasado lunes en el conducto cuando, según fuentes de Abaqua, «la fuerte presión provocada en una junta por el aire acumulado en el interior desplazó un tramo del tubo». El mal tiempo impidió a los técnicos reparar la avería el martes y tampoco pudieron subsanar ayer la fuga por falta de visibilidad dado el mal estado del mar.

Reacciones

Un camarero del restaurante ‘Flotante’ contradice la versión oficial sobre la fuga de aguas residuales en la bahía: «El viernes llamó un chico que estaba haciendo paddle surf; vino después a tomarse un café y dijo que vio una mancha en el mar. No sé si le harían caso». Lo cierto es que ayer no se apreciaba hedor en la zona, aunque según este empleado «cuando el viento pega de cara huele mucho». «Es una pena porque Eivissa no es sólo verano, hay mucha gente de aquí que venía con los niños a la playa, y cuando pasa esto dejan de venir. Cuando hay un vertido claro que afecta, baja la clientela y huele cuando viene el viento de cara», reiteró el trabajador de esta conocida terraza.

A pocos metros se encuentra el ‘Hostal Talamanca’ donde, a su pesar, tanto camareros como clientes también asisten desde primera fila a los vertidos del maltrecho emisario. «Si los vecinos desde el principio hubieran denunciado, no pasaría esto», denunció un trabajador del establecimiento, quien cree nuevos vertidos suponen una «muy mala noticia ahora que se supone que íbamos a hacer algo y que la temporada empieza prontito».

Otro de los establecimientos que más acusa los vertidos del desagüe de la depuradora es el hotel Argos, donde varios empleados acondicionaban ayer las instalaciones de cara a la apertura prevista para este sábado. «Esto es un desastre, otro verano con esto sería caótico», lamentaba uno de los trabajadores antes de subrayar que la brida instalada recientemente en un tramo del emisario «es un parche para salir del paso durante un tiempo».