Hombres y mujeres, por separado, se sientan en una mesa en forma de ‘U’. En una punta se acomodan todos los hombres y en la otra las mujeres. El año pasado llegaron a hacer más de 400 palmas que repartieron entre la gente que asistió a la bendición del Domingo de Ramos de la parroquia de Jesús.

Durante toda esta semana la parroquia de Jesús es el epicentro de la elaboración de palmas para el Domingo de Ramos. Medio centenar de personas, entre vecinos del pueblos y habituales de la parroquia se reúnen estos días para trenzar unas palmas que luego repartirán entre las personas que acudan a la bendición este domingo. De lunes a viernes, se reúnen a partir de las 20:00 horas, allí trabajan y luego cenan todos juntos, una semana de mucho trabajo pero entrañable para los que asisten desde hace ya muchos años: «Son los obreros de la parroquia los que van a cortar las palmas y lo que hacemos esta semana son las palmas sencillas que regalamos a la gente», explicó Marilina Boned, concejala de Jesús y participante en esta tradición desde que tiene uso de razón.

Un trabajo de hombres

La madre de Boned, Maria Roig Torres, fue la primera mujer de Jesús en ponerse a hacer palmas: «Este trabajo se hace desde que yo era pequeñita, era algo que lo hacían los hombres porque para trenzar la palma había que ponérsela entre las piernas para centrarla y como iban con falda no quedaba muy decoroso», explicó la hija de Roig. «Mi madre fue la primera mujer en entrar en este mundo, le pidió a un vecino que le enseñara y así comenzó todo», aseguró.

A parte de las palmas que se elaboran estos días en la parroquia, los más expertos, como precisamente Maria Roig, hacen filigranas en sus casas y elaboran palmas bastante más complicadas para que luego «se ofrezcan al obispo para que las bendiga el domingo». Aunque hay mucho secretismo al respecto, sólo viendo el tipo de trenzado ya se puede identificar el autor de cada una», explicó la concejala, que indicó que hoy en día hay unas cuatro o cinco mujeres que elaboran palmas en sus casas.

Durante la actividad en la parroquia, los hombres se sientan a un lado y las mujeres en otro, porque «cada uno tiene su trabajo». Los hombres son los encargados de ir a cortar palmas el sábado anterior, «atarla, y dejarla preparada para que las mujeres la monten, y los niños las terminen haciendo las cruces». Finalmente, el sábado se corta el sobrante y el domingo se traen a misa a las 11:30 horas», indicó Boned. Ese día se entregan y se hace una pequeña procesión. «El año pasado hicimos unas 400 palmas», aseguró.

Durante estos días los protagonistas son los obreros de la parroquia, ocho en total, «pero las que más trabajan son las mujeres porque cada noche acabamos cenando allí», dijo la concejala.

Aunque está abierto la público, son pocas las personas que se interesan por participar y la mayoría son ya viejos conocidos. «Viene gente de toda la vida, vecinos del pueblo y gente vinculada a la parroquia», explicó Boned, que aseguró que este año hay mucha gente, unas 50 personas (25 hombres y 25 mujeres) y «como los obreros terminaron su ‘legislatura’ el año pasado y este año son nuevos, todos lo han cogido con muchas ganas», comentó.

La concejala asegura que Jesús es el único pueblo donde se hacen palmas en grupo. «En Sant Carles también hacen pero cada uno en su casa», puntualizó, y por ello animó a la gente a asistir el domingo a la bendición. «Es espectacular y vale la pena aunque no seas creyente», aconsejó.