Las imágenes de Sant Francesc, San Juan Bautista, el Corazón de Jesús, La Purísima, la virgen de Fátima y la Dolorosa desfilaron a orillas de ses Salines. | Arguiñe Escandón

La solemne música de órgano sonaba en la pequeña parroquia de Sant Francesc de s’Estany, situada a orillas de ses Salines, para anunciar el comienzo de la misa del domingo. Pero no uno cualquiera, sino el segundo domingo de Pascua, coincidiendo además con el gran día de Sant Francesc de Paula que cerraba, así, un fin de semana de festejos.

Diez años se han cumplido ya desde que esta pequeña parroquia, perteneciente al municipio de Sant Josep, volviera a abrir sus puertas al público después de llevar cerrada al culto más de treinta años. Sin embargo, se mantuvo siempre igual, gracias a la idiosincrasia tan particular del espacio, y nunca dejó de organizar esta tradicional misa y su posterior procesión. «Desde el 2006 volvió a abrirse y ya durante todo el año se celebran, no sólo misa, sino también bodas, bautizos y comuniones», explicó su párroco Pedro Miguel.

Pero el día de Sant Francesc continúa siendo la fecha señalada para sus habitantes y, por eso, decenas de feligreses acudieron puntuales a la misa, donde estuvieron presentes las autoridades municipales que entraron en la parroquia precedidas por la Colla de Sant Jordi. Una misa con oración en castellano y cantos ibicencos, que se dio comienzo a las 12:00 para finalizar una hora más tarde. «Venimos todos los años, no nos la perdemos nunca», apuntaba Carmen, una ibicenca que iba acompañada de su marido. Para otros, sin embargo, era la primera vez que asistían, como fue el caso de Marta, una madrileña que estaba visitando a un familiar.

«Es una fiesta muy entrañable y especial dentro de la isla, porque es una parroquia muy pequeña pero que tiene muchos años y una larga tradición. Ligada, desde su inicio, sobre todo a los trabajadores de ses Salines a los que ofrecía culto religioso», explicó Pepa Marí, consellera de Sant Josep, que se sumó a la procesión –posterior a la misa– encabezada por el alcalde del municipio, Josep Marí Ribas: «Ha sido una sorpresa para mí y una experiencia muy bonita que me ofrecieran llevar la bandera, porque el titular estaba lesionado. Es algo que nunca había hecho, pero ha sido todo un honor».

En la procesión sacaron, sobre las andas, las imágenes de Sant Francesc, seguida de San Juan Bautista, el Corazón de Jesús, la Purísima, la virgen de Fátima y la Dolorosa. Un recorrido corto, a orillas de ses Salines y seguido de cerca por el Grupo Folklòric de Sant Jordi, que al acabar protagonizarían el imprescindible ball pagès, con su consiguiente cortejo, mientras el público –más de cien personas entre las que había turistas incluidos– degustaban el vino, las orelletes y el flaó.