Resulta difícil describir a Josep Costa Ferrer porque emprendió tantos proyectos a lo largo de su vida que es imposible catalogarlo en uno solo.

Nacido en Eivissa en 1876, pasó su infancia en la isla hasta que se trasladó a Palma a los doce años. Cuando cumplió los veinte, se fue a Barcelona para estudiar arquitectura, aunque no acabó la carrera. Prefirió dedicarse a dibujar y en 1887 publicó su primera caricatura en el semanario satírico catalán La Tomasa. En aquel entonces firmaba unas veces como ‘Costa’ y otras como ‘Sancho’ o ‘Caray de H’, pero fue a partir de 1903 cuando empezó a utilizar su seudónimo más conocido, ‘Picarol’, que mantuvo a lo largo de sus tres décadas como dibujante.

El caricaturista ibicenco frecuentaba la mítica cervecería barcelonesa Els Quatre Gats y fue aquí donde se fraguó el grupo ‘La Cova Artística’ junto a Lluís Bagaria, Joan Ventosa, Eugeni d’Ors o Pablo Picasso.

Ya casado, Josep Costa volvió a establecer lazos con Eivissa a través de la amistad con Santiago Rusiñol, junto al que visitó la isla para iniciar una serie de excavaciones arqueológicas en Puig des Molins.

Esta experiencia le introdujo el gusanillo de la afición a las antigüedades. De hecho, viajó por todo el mundo buscando piezas antiguas y, por ello, solo participó en la actividad de Galeries Costa durante su primera etapa, en la que se dedicó a promocionar artistas de todo el mundo.

En 1933 se interesó por los proyectos de urbanización de Mallorca y compró una finca llamada ses Puntetes. El mismo Costa diseñó el plano de la urbanización y la bautizó como Cala d’Hort en honor a la cala de Eivissa del mismo nombre al tratarse de unas construcciones al estilo ibicenco. Aunque, con el uso, el nombre derivó en Cala d’Or, tal y como hoy se le conoce.

El polifacético artista todavía destacó por otra actividad más. Editó una de las primeras guías turísticas de las Balears. En 1929 sacó La Guía Gráfica Costa de Palma de Mallorca y en 1936 la dedicada a Eivissa.

Se encargó de su difusión y de traducirla a diferentes idiomas contribuyendo así al impulso turístico que vivieron las islas a partir de los años treinta del siglo pasado.

Josep Costa murió en Palma en 1971 a los 95 años tras una intensa vida y ha sido recordado desde entonces con diferentes homenajes y condecoraciones. En Eivissa, una estrecha calle con unas empinadas escaleras entre Puig des Molins y ses Figueretes que desemboca en el mar lo recuerda.

CALLE JOSEP PICAROL

Galeries Costa, el escaparate del arte ibicenco en Palma

Galeries Costa cerró sus puertas en 1976 tras casi medio siglo ejerciendo de escaparate de arte en Palma. Esta galería fundada por Costa Ferrer fue un importante referente para muchos artistas ibicencos como Antoni Bonet Ribas, Narcís Puget Viñas, Antoni Marí Ribas ‘Portmany’, Joan Ribas Ribas, Francesc Riera Serra, Josep Tarrés Palau o Marià Tur de Montis que, gracias a sus exposiciones en el mítico local, tuvieron una presencia permanente en la isla de Mallorca.

En la década de los años 30 del siglo pasado, estas galerías tuvieron una actividad enorme hasta el punto que muchos artistas extranjeros que viajaban a Mallorca no pudieron exponer sus obras al público por falta de espacio. Esto provocó que ‘Picarol’ decidiera ampliar su galería comprando la barbería vecina. Después de habilitar el local, decidió bautizarla en alusión a su anterior ocupación como Sala Barberini. También su funcionamiento fue peculiar: se entregaba la llave de la sala al artista expositor de turno y él se encargaba de abrir y cerrarla a su voluntad.