Clara Nieto es, además, miembro de la junta insular del Col·legi Oficial d’Infermeria de Balears.
La comadrona Clara Nieto pisó Formentera por primera vez en septiembre de 2011. «Formentera la conocía de oídas como destino turístico y no me lo había planteado como lugar de trabajo», recuerda. Una sugerente oferta de trabajo como matrona en el Hospital de Formentera fue el motivo de elegir cambiar la localidad madrileña de Majadahonda por este rincón del Mediterráneo. «Es mucho contraste con Madrid. Me atraía la oferta de trabajo porque al ser un sitio tan pequeño tienes más proximidad con las mujeres», dice Clara Nieto. Y es que no sólo se trata del tiempo del trayecto para ir a trabajar, ha pasado de los 50 minutos de Madrid hasta los dos minutos de ahora, sino del trato cercano con las familias. «Nos abren los brazos en un momento tan especial de su vida. En los sitios grandes la relación es más distante pero aquí hay mucha cercanía. Las familias te brindan mucho cariño, gratitud y confianza». De hecho, mantiene contacto con muchas de ellas. «Intento recordar los nombres de los padres y los niños», apunta. De hecho, Clara se cruza mucho con el niño que hace cuatro años y medio ayudó a venir al mundo. «Roger no pudo nacer en Formentera pero le ayudé en los momentos previos. Me gusta mucho este trato cercano porque vengo de una ciudad grande en la que hay mucha despersonalización», dice.
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Jo, ni que fuera matrona en Mali. Una profesión como cualquier otra y en el primer mundo.