La imagen del pasado lunes de la sala de boxes de Urgencias inundada. | R.I.

«Es el aeropuerto Can Misses, le falta sólo los fingers y el hangar», afirma Carlos Rodríguez, portavoz del Sindicato Médico, en alusión al proyecto del diseñador del hospital, Luis Vidal, un arquitecto mallorquín que diseñó la nueva terminal de Heathrow y que antes se encargó de la arquitectura de la T-4 de Barajas. El hospital Can Misses tiene mucho de aeropuerto sobre todo en esa espina kilométrica que sirve como nexo a los diferentes servicios y que recorre el hospital de punta a punta. Un celador recordaba hace unos meses en un reportaje sobre el primer año de la puesta en marcha del nuevo hospital que para el traslado de Laboratorio se recorrieron 27 kilómetros.

Al margen de la anécdota, el nuevo hospital Can Misses es una infraestructura nueva y muy necesitada por el aumento de la población a la que se le van acumulando los problemas. El último ocurrió la semana pasada con la inundación de una sala en Urgencias debido a una ducha abierta en la planta superior, pero no ha sido el único problema de goteras. En enero se tuvo que cerrar la sala de reanimación del área quirúrgica debido a unas goteras lo que ocasionó la suspensión de trece intervenciones programadas. En este caso se trataba de unas goteras de una fuga de agua de la zona de esterilización, concretamente de la planta de ósmosis, que cayeron a la sala de reanimación. «Lo de Urgencias fue un hecho accidental pero lo de quirófanos fue una mala praxis», comentaba el gerente del Área de Salud, Josep Balanzat, acerca de lo sucedido esta semana en Urgencias. Teresa Arce, del CSI-F, asegura que «en el antiguo hospital no pasaba esto y ahora siempre estamos con problemas. No sé como se han hecho las conexiones con el hospital nuevo», se pregunta. «Todas las incidencias que tenemos es por la infraestructura. En Navidad estuvimos sin agua caliente. Somos de la opinión que es un problema de construcción».

Rosa Planells, del USAE, apunta a la empresa concesionaria, la responsable del mantenimiento, a los problemas de goteras. «Este hospital está muy mal hecho, pero no sólo éste porque en Son Espases también ha pasado». Planells llevará a la próxima reunión del comité de salud laboral las goteras en Urgencias. «Me parece increíble que haya filtraciones. Hay que pedir responsabilidades al que ha hecho el hospital». Planells lamenta la imagen que proyecta el hospital al exterior. «Me gustaría que salieran cosas buenas de Can Misses. La atención de las enfermeras en las plantas es estupenda. Trabajan muchas horas y con muchos s pacientes, pero aquí lo que falla es la concesionaria», se lamenta la trabajadora.

Durante el año pasado se registraron casi 8.000 incidencias en el hospital Can Misses, comunicaciones que se pasan a la concesionaria sobre cualquier eventualidad acerca del funcionamiento del hospital Can Misses. Esas incidencias supusieron 1.212 expedientes y sanciones por valor de 735.067 euros a la empresa.

Los problemas no vienen sólo de esta legislatura, que coincide con el primer año del nuevo hospital, sino que arrancan desde prácticamente su puesta en marcha. Pocos días después del traslado definitivo, a mediados de marzo del año pasado, los operarios de la concesionaria del nuevo hospital Can Misses tuvieron que abrir un boquete en la fachada de la primera planta para introducir la pieza de la nueva resonancia magnética que no funcionaba correctamente. Se trataba del anillo del imán que no funcionaba correctamente y presentaba deficiencias desde el día que se instaló. Un mal comienzo.