César Jerez atiende desde hace décadas varios establecimientos en s’Argamassa, desde allí observa la evolución de la isla en los últimos años. | DANIEL ESPINOSA

Eivissa afronta con buenas perspectivas la temporada de verano. Las previsiones apuntan a un año histórico en visitantes. Para valorar la situación del turismo y el futuro inmediato hablamos con César Jerez (Santa Eulària, 1951), presidente de la Asociación de Concesionarios de la zona marítimo-terrestre de PIMEEF. Propietario de varios negocios en s’Argamassa con más de 40 años en el sector de la hostelería, su experiencia es un valor añadido para valorar y poner en su justa medida las posibilidades de Eivissa y cómo se presenta el horizonte.

—Superarse en tiempos de crisis es complicado pero la mayoría de voces hablan de un nuevo año de récords. Desde su atalaya de s’Argamassa, ¿cómo lo ve?.
—La temporada se presenta muy bien. Según nos apuntan los políticos, por el ambiente que han pulsado en las ferias de Londres, Berlín y Milán, todo hace pensar que encaramos una buenísima temporada de verano. Hay que tener en cuenta que otros países que podrían ser competencia no atraviesan buenos momentos o están inmersos en conflictos y eso repercute favorablemente en nosotros. La gente, cuando se pone a buscar su destino vacacional apuesta por ir a sitios seguros como España, y Eivissa es un destino importante. Estamos muy ilusionados y confiados en que sea una buena temporada. Todo apunta a ello. Estamos muy ilusionados pero también hay algún que otro pero.

—¿Se refiere a infraestucturas?
—Sí. Tenemos un problema serio con las carreteras. No hemos empezado la temporada y para bajar de Santa Eulària a Vila se tarda una hora. No sé qué pasa pero ya va siendo hora de que los políticos y el Consell reflexionen sobre el problema y tomen decisiones. Se debe hacer el desdoblamiento de Ca na Negreta y no se hace. Ahora mismo es muy difícil bajar y subir a Vila. Se tarda muchísimo tiempo y todavía estamos a primeros de mayo. No quiero ni pensar qué será esto en pleno verano. Si las previsiones apuntan que viene una gran temporada con una llegada de turistas que puede ser récord histórico, no podremos bajar a Vila.

—Y eso tiene problemas colaterales...
—Evidente. La carretera de Santa Eulària es una arteria vital para toda Eivissa. Los vecinos de la zona norte y levante de la isla somos los grandes damnificados pero la carretera va en los dos sentidos. La gente de Santa Eulària, Sant Carles o Sant Joan tenemos un problema muy grave para ir a Vila, pero los vecinos de Eivissa también se encuentran con el mismo problema cuando quieren venir aquí. El alcalde Vicent Marí ha bregado mucho. Es una cuestión que estaba cerrada y por una cuestión política se ha reabierto. No entiendo que con las obras en marcha se pongan a hacer consultas.

—¿La llegada de turistas por es Codolar y por el puerto de Eivissa aumenta año tras año pero algunas voces apuntan a la necesidad de poner freno, un límite. ¿Cómo ve esa posibilidad?
—Eso es una barbaridad. Estamos toda la vida luchando para traer turistas para que ahora vengan con poner límites. Impedimentos ni uno. Hay que apostar por la desestacionalización. Se deben hacer buenas carreteras, buenos accesos, buenas rotondas. Preparar la isla para que vengan los turistas y se vayan con ganas de volver pronto. Se pueden hacer muchas cosas respetando el medio ambiente.

—¿Eivissa se vende bien?
—Eivissa, Ibiza, es la oferta en sí. La marca, el nombre hay que explotarlo. Somos un destino reconocido mundialmente. Simplemente hay que hacer las cosas a la altura del nombre. Playas limpias y buenas comunicaciones, ese es el secreto.

—Sería algo así como la fórmula de la Coca-Cola...
—Como ibicenco, empresario y enamorado de esta isla, tengo claro que todos vivimos de una forma u otra del turismo. Todos tenemos que remar en la misma dirección. No entiendo por qué hay gente que se empeña en poner trabas, en ir a contracorriente.

—Como representante del sector, ¿cómo valora la subasta de lotes de playa de Sant Josep?
—Es una cosa que ha pasado y que nadie entiende, yo no lo entiendo. Esta gente que ha pujado y disparado el precio de las hamacas no tiene como finalidad alquilar hamacas, sino que tienen otros negocios paralelos. El precio está marcado en 9-10 euros. Así, las cuentas no salen: tiene que haber algún negocio paralelo. El procedimiento me pareció un disparate y esperamos que no se repita porque estamos matando a la gallina de los huevos de oro. Decisiones como la de Sant Josep llevan camino de cargarse las playas porque esa gente no va a cuidar nuestro tesoro.

—Pero una vez hecho...
—Una vez consumado, ahora el Ayuntamiento deberá poner vigilancia para ver qué tipo de negocio van a ofrecer. Deberían pensar en global, en el conjunto de la isla.

—En el conjunto de la isla, ¿cómo valora la oferta de hamacas y otros elementos de playa?
—Hay de todo. Hay sitios donde es posible que sobren hamacas pero también existen puntos donde la oferta se queda corta por la demanda y la playa. Este año, Santa Eulària va a llevar a cabo un estudio para analizar la situación del mercado. Se trata de ver dónde sobran y en qué puntos faltan hamacas. Pienso que esto debería hacerse en todos los municipios. Estamos para dar un servicio. El turista del norte de Europa no quiere estar encima de la arena, quiere una hamaca y una sombrilla. La mayoría no entienden de posidonia, quieren comodidad y ahí está el servicio de calidad.

—Calidad, comodidad y seguridad. En los últimos ejercicios ha aumentado la sensación de inseguridad por el aumento de los robos en la isla, se nota en el ambiente...
—Claro que se nota. Los robos en la playa son constantes. Nosotros lo denunciamos y cuando el agente de la Policía Local o la Guardia Civil llega, el delincuente ya está en otro punto de la isla. Las empresas grandes se pueden plantear contratar seguridad privada pero la mayoría no podemos. Es muy triste que una familia venga a disfrutar a la playa y se vaya con un disgusto porque le han robado. Esa gente, al año siguiente a lo mejor se lo piensa. Hacen falta más agentes para atender a toda la isla porque, además, los ladrones que vienen a hacer el agosto aquí son muy finos, están muy especializados. Es hora de poner más medios para combatir y parar los pies a esta gente.