La conducta masticatoria en los cachorros es un comportamiento normal. El cachorro aprende como es su medio ambiente masticando y comiendo cosas. Este comportamiento va desapareciendo conforme el cachorro se va haciendo mayor pero en determinadas situaciones persiste y puede llegar a ser una conducta destructiva muy molesta y, en algunos casos, perjudicial.

Las conductas destructivas en el perro son una queja frecuente de los propietarios. Casi todos los perros han destrozado alguna cosa en casa cuando han sido cachorros. El perro puede destrozar cosas cuando corre de un lado a otro, al empujar cosas con su cuerpo, cuando muestra una conducta de excitación e hiperactividad pero sobre todo va a utilizar para ello la boca o las patas, de manera que esta conducta se traduce fundamentalmente en morder y arañar objetos (muebles, juguetes, ropa, etc.). Cuando viven en el exterior pueden excavar en la tierra, destrozando el jardín a base de hacer agujeros o romper una valla al intentar escapar cuando hay una importante motivación al otro lado.

Cuando llega un problema de conducta destructiva a nuestra clínica, el diagnóstico diferencial debe plantearse en base a determinar cuál es la motivación que lleva al animal a realizar dicha conducta, valorando si se trata de una conducta normal de exploración y de juego, muy frecuente en cachorros, aunque también se puede presentar en adultos o si se trata de un síntoma que expresa un problema mayor como la falta de desarrollo de autocontrol, hiperactividad, miedo, estrés o ansiedad. La destructividad es un síntoma frecuente en los problemas de ansiedad por separación.

Algunos perros pueden utilizar la conducta destructiva como una forma de llamar la atención de su propietario, convirtiéndolo incluso en un juego de persecución, en el que aunque el propietario se enfade, el valor de la interacción es mucho mayor que el posible castigo.

También habrá que tener en cuenta algunas causas orgánicas, sobre todo si los destrozos están ligados a la ingestión de sustancias o materiales no comestibles (pica), problemas gastrointestinales(diarreas o gastritis crónicas), pérdida de peso u otros síntomas.

El tratamiento debe centrarse en la modificación de conducta con un doble enfoque: actividades que deben cesar y actividades que hay que potenciar.

Actividades que deben cesar:

-Evitar acceso a cosas que pueda destrozar: Dejar a su alcance objetos valiosos, que le van a llamar la atención y por los que va a sentir la necesidad de investigar, son una tentación que debemos evitar.

-No dejarle objetos de la familia como juguetes: Algunos propietarios tienden a dejar una zapatilla rota, unos calcetines, etc. como elemento de juego y luego el perro puede no diferenciar entre una zapatilla rota y una nueva.

-Evitar el uso de castigos: La mayoría de los propietarios cuando llegan a la consulta ya han utilizado estrategias de castigo que no han funcionado. El castigo sin modificación de conducta sólo hace que empeorar el cuadro ya que el perro no entiende porque se le castiga y, además, puede desarrollar miedo al propietario

Evitar el refuerzo del propietario: Esto quiere decir que cuando el perro hace algo malo para llamar su atención o simplemente demanda atención debemos ignorarlo ya que si le hacemos caso, tanto de manera de recompensa como de castigo estamos reforzando el comportamiento.

Actividades que debemos reforzar:

-Desarrollar un programa de ejercicio: Debe estar adecuado a las necesidades del animal con los mismos objetivos comentados en el caso de la conducta hiperactiva.

-Enriquecer el ambiente: Aportándole juguetes adecuados que despierten su interés (tipo Kong) y facilitando actividades de juego interactivo con el propietario. Asimismo, pueden ser muy interesantes juegos que estimulen la cognición y el olfato. La motivación por la búsqueda no debe estar ligada a conductas destructivas. Algunos perros excavan en los jardines porque pasan mucho tiempo solos, sin otras actividades interesantes a realizar.

-Reforzar los estados de calma: Prestarle atención al perro cuando esté tranquilo y sobre todo cuando no esté realizando conductas inadecuadas. Será fundamental enseñarle a relajarse a través de la obediencia para potenciar estos estados de calma.

-Crear aversión a ciertos objetos: Se puede crear aversión a los objetos que antes mordía untándolos con alguna sustancia desagradable como cayena, aceite de citronela, etc.

Todas estas pautas deben estar supervisadas por un profesional que haya hecho un buen diagnóstico del problema para aplicar un tratamiento adecuado y ver si la aplicación de las medidas y la progresión del tratamiento es el adecuado.