Un mes después de los desalojos, el miedo empieza a diluirse de las calles de sa Penya. La frontera invisible que se levantaba en la calle de la Mare de Déu se rompió el pasado 26 de abril cuando policía, arquitectos y obreros entraron al corazón de sa Penya y tomaron el bloque de viviendas de la UA27 de propiedad municipal como primer paso para la rehabilitación del barrio.

«El cambio en sa Penya se va notando pero queda todavía mucho trabajo. No se recupera el barrio con una actuación puntual». Son las palabras del concejal de Patrimoni de Vila, Pep Tur, quien entiende que los ciudadanos perciban los pasos dados hasta ahora como «lentos» pero se muestra convencido de que serán «definitivos» para lograr una reintegración del barrio a la ciudad que, como insiste, no se conseguirá en unos meses sino en unos cuantos años.

Viviendas de alquiler social

El bloque de edificios ubicado entre las calles Alt y Retir albergará en el futuro entre 12 y 14 casas de alquiler social destinada en principio a personas jóvenes que quieran acceder a su primera vivienda. La rehabilitación de la manzana más conflictiva de sa Penya es, en estos momento, el principal objetivo del Ayuntamiento, que considera que, desde la UA27, «se tiene que irradiar toda la revitalización del barrio».

Para evitar nuevos intentos de ocupación de este bloque, se levanta en estos momentos un muro de dos metros y medio que rodeará las viviendas desalojadas hasta que se lleven a cabo las obras de rehabilitación del edificio, que Pep Tur confía que empiecen antes de que acabe la legislatura.

El estudio de detalle del edificio se ha realizado siguiendo las indicaciones proteccionistas marcadas por la Comisión Insular de Ordenación del Territorio y Patrimonio Historicoartístico (CIOTUPHA), por lo que el visto bueno del Consell d’Eivissa debería ser rápido.

Mientras tanto, los técnicos del consistorio están redactando el anteproyecto de rehabilitación de las viviendas, financiado por el Consorci Patrimoni de la Humanitat con un presupuesto de unos dos millones de euros.

Antes de que empiece la reforma de este edificio, el Ayuntamiento tiene también la intención de empezar a hacer pequeñas intervenciones de mantenimiento, como pintura o arreglo de paredes, en diferentes puntos de sa Penya, no solo en las calles sino también en el mirador de la Casa Broner o la plaza de Sitis. «A nivel de medios vamos justos, por lo que nuestra estrategia es ir entrando en el barrio poco a poco con pequeñas intervenciones antes de que empiece la obra grande», explicó el responsable del área de Patrimoni.

No obstante, tal y como remarca Tur, sa Penya «no es solo la UA27». Va desde sa Riba hasta sa Peixateria, donde el anterior gobierno progresista planeó hacer un mercado gourmet como los que ya hay en otras ciudades españolas y que, ahora el gobierno municipal «ha vuelto a poner sobre la mesa» a la espera de que haya gobierno en Madrid y asigne una partida presupuestaria.

El concejal de Patrimoni también avanzó que se están estudiando alternativas para la UA2 y UA3 que están junto al centro de artesanía de sa Pedrera. En estos edificios, el gobierno municipal de la alcaldesa socialista Lurdes Costa proyectó la habilitación de un centro cívico que se paralizó. «Estamos dándole una vuelta al tipo de equipamiento», comentó.

L A N O T A

La importancia de volver a pisar las calles de sa Penya

Volver a enseñar Sa Penya a la ciudadanía para que la gente sienta de nuevo este barrio como suyo. Una de las claves para integrar Sa Penya a la ciudad es que los ibicencos dejen de tener el temor que, durante décadas, han tenido de pisar el barrio y se atrevan a recorrerlo tal y como hacen algunos turistas que se pierden por su laberinto de callejuelas.

En 2011, el ayuntamiento puso en marcha unas visitas guiadas por diferentes puntos de sa Penya, una iniciativa que podría recuperar ahora el actual equipo de gobierno. De momento, hoy el Centro de Interpretación Madina Yabisa ha organizado una ruta por sa Penya.

LA NOTA

La venta de droga se traslada al Mercat Vell por la presión policial

Los desalojos de sa Penya no han acabado con el tráfico de droga en sa Penya pero la presencia policial en la zona sí que dificulta la labor a las personas que se dedican a vender estupefacientes.

Las casas de la UA27 en las calles Alt i Retir eran uno de los puntos donde se concentraba la venta de drogas y la clausura de la manzana ha trasladado el ‘trapicheo’ a otras casas del barrio y, principalmente, al Mercat Vell donde la policía ha detectado un aumento del número de personas que trafican y que aprovechan los descuidos de los agentes para vender la mercancía.

Ahora mismo hay dos policías locales fijos en sa Penya por turno las 24 horas del día y un Policía de Barrio durante el día, que de manera ocasional se ven reforzados por alguna patrulla de la Policía Nacional.

Con los desalojos de sa Penya, algunas familias han salido de la isla y otras se han ido a vivir a casas de otros familiares, por lo que la presencia de gente en esta manzana es menor y ha disminuido también la presión que ejercían en las calles que atemorizaba a algunas personas.