La sindicalista Consuelo López se dirige a las camareras de piso, ayer en el Parque de la Paz. | R.J.P.

Más de 300 camareras de piso, empleadas que se ocupan de arreglar a diario las habitaciones de hotel de la isla, protestaron ayer en el Parque de la Paz de Vila por las duras condiciones de trabajo que han de soportar. Denuncian que son «las más castigadas de la hostelería» por el desgaste físico y mental que produce el trabajo dentro de un colectivo que representa entre el 30 y el 40% de la plantilla de un hotel.

La concentración, que se ha realizado a nivel balear, fue convocada por los sindicatos CCOO y UGT para protestar por la situación de «abuso» laboral que padecen. En las Pitiüses, este régimen afectaría a entre 5.000 y 7.000 camareras de piso, según cálculos de los sindicatos.

Según explicó la representante sindical y empleada del sector, Consuelo López, «si tienes 55 años y llevas 15 trabajando, estás ya rota por dentro». Ante la multitud, relató que son frecuentes los «dolores de espalda y piernas» y que muchas de ellas sufren «hostigamiento de los superiores y maltrato», lo que también provoca «depresiones».

«Parecemos farmacias ambulantes. Vamos dopadas a trabajar. Normalmente, vas con un café y dos ibuprofenos», lamentó.

Por ello, las camareras de piso reivindican derechos laborales como jubilarse a los 60 años o tras 25 años de servicio. También exigen que se reconozcan las enfermedades derivadas de su profesión y mejoras salariales, ya que una camarera de piso de un hotel de tres o cuatro estrellas cobra poco más de 1.000 euros netos al mes. El resto del año solo perciben la correspondiente prestación por desempleo. «Ahora dicen que al cliente hay que ofrecerle experiencias y sensaciones, ¿y nosotras, qué? Ellos suben el precio a los clientes por subir de categoría el hotel y nosotras cobramos lo mismo», concluyó su intervención Consuelo López.

También denunciaron el deterioro en sus condiciones laborales, sobre todo a raíz de las reformas hoteleras y la mejora de las habitaciones. Fernando Fernández (UGT), que lamentó la ausencia «por miedo» de muchas afectadas, reclamó que se elimine la externalización de servicios y se deje de contratar a mujeres con la categoría de limpiadoras, o procedentes de ETTs, en lugar de camareras de pisos, ya que la diferencia de sueldos oscila entre los 100 euros y los 500 euros. Fernández, por último, solicitó a las asistentes que acudan a votar para que un eventual gobierno «con otra sensibilidad» eleve esta problemática al Parlamento español.