Un momento de la actuación de uno de los grupos. | Toni Escobar

Santa Gertrudis brilló con luz propia la noche del sábado y se erigió una vez más como un inestimable baluarte para reivindicar la defensa y la promoción de la cultura ancestral de los pueblos. La celebración del XVI Festival Folklórico de Santa Gertrudis inundó de ambiente la plaza de la localidad y sedujo a los presentes con la cadencia y la armonía de sus ritmos musicales, la originalidad de las danzas típicas y la impresionante vistosidad de los trajes tradicionales de las diferentes agrupaciones participantes.

Ante un numeroso público de marcado acento internacional, el Festival Folklórico de Santa Gertrudis se mostró como una excelente propuesta cultural de ocio familiar. Es, además, un verdadero escaparate abierto al mundo para promocionar la diversidad y la riqueza que hay atesoradas en las costumbres populares. Unas costumbres que se reflejan y se expresan a través de la música y de las danzas tradicionales.

«La organización de este festival supone para nosotros un esfuerzo y una gran satisfacción», explicó María Roig, directora de la Colla de Santa Gertrudis y coordinadora del certamen.

A las 21.30 horas, tras un animado pasacalles por el centro de la localidad, la primera agrupación en subir sobre las tablas del escenario fue la anfitriona. El Grup de Balls Tradicionals de Santa Gertrudis deleitó a los asistentes con una exquisita muestra de bailes payeses que causó sensación entre el público por su hermosa singularidad.

«Nuestra forma de bailar es muy diferente a las que existen en otros folklores. Nuestras danzas son muy peculiares por sí mismas y son completamente distintas a otras manifestaciones culturales que se pueden ver en la península. A las personas que aún no las conocen les resultan muy llamativas. Estamos trabajando para que la gente joven del pueblo se vaya involucrando y participando cada vez más en la agrupación, ya que, el día de mañana, serán ellos los que les transmitan a sus hijos nuestras tradiciones y costumbres», destacó María Roig.

Seguidillas

El Grup de Danses ‘El Port’, del Puerto de Sagunto (Valencia), fue la siguiente en correr turno para ofrecer una interesante demostración de sus bailes populares, poniendo en escena un generoso recital de jotas, seguidillas, fandangos y boleros con genuino garbo levantino.

La tercera y última formación en actuar fue la de los Pauliteiros, de Miranda do Douro (Portugal), un grupo de baile compuesto expresamente por hombres.

Además de por la música y los bailes, el XVI Festival Folklórico de Santa Gertrudis brilló con luz propia debido al colorido, la ornamentación y la vistosidad de los diferentes trajes tradicionales lucidos para la ocasión por los participantes en el evento. En este sentido, Eva Planells, de la Colla de Santa Gertrudis, bella y elegantemente ataviada al estilo payés, detalló las diferencias entre los distintos tipos de trajes ibicencos, incidiendo en que «existen tres tipos claramente diferenciados unos de otros. El que yo llevo, de color negro, en plata y coral, con cintas, pañuelo y sombrero es el estilo más antiguo. Es el traje tradicional que llevaban las amas de casa. Después está el de color blanco, con la emprendada en oro y con 24 anillos que tenía que regalar el novio, que era el traje que lucían las chicas jóvenes cuando se iban a casar.