Playa de s’Arenal. Mediodía. Es jueves pero la estampa es idéntica si uno se acerca un lunes o un sábado. Desde primera hora de la mañana, cerca de una treintena de vendedores ambulantes se disponen en grupos de tres o cuatro personas.

De repente, en cuestión de segundos, uno de estos grupos se arremolina y rodea a una pareja de jóvenes británicos. Llegan a haber hasta seis mujeres de origen africano rodeando a la pareja de turistas.

Un empresario de la zona que presencia los hechos nos apunta que «en el mejor de los casos les obligarán» a comprarles unas gafas o uno de los sombreros de llamativos colores que llevan por decenas. En el peor de los supuestos, se tratará de una artimaña para sustraer algo a la pareja de confiados turistas.

Michael, un joven de Brighton, señala que él y su pareja se han sentido «acosados. Era algo realmente agobiante»

A pie de arena, entre las hamacas, deambula otra terna. A la venta ambulante se suman otras personas que venden bebidas y toda clase de combinados.

Escenas similares las encontramos si llevamos nuestros pasos hacia la zona del West.

La actividad en la calle Santa Agnès y adyacentes es residual hasta el mediodía pero ellos, los vendedores ambulantes, ya marcan su territorio en las esquinas de la zona.

«Aquí se dedican sobretodo al trapicheo. El trabajo frenético lo hacen durante la noche pero por la mañana ya están rondando posibles clientes», apunta un empresario de la zona.

A medida que avanza la jornada se va añadiendo personal. Entre s’Arenal, entorno del Passeig de ses Fonts y el West End, se llegan a reunir casi un centenar de personas dedicadas a la venta ambulante y a «lo que se disponga», añade un vecino. Por la zona se encuentran dos patrullas de la Policía Local, «son manifiestamente insuficiente y no dan abasto», señala el responsable de un local de souvenirs.

La actividad va in crescendo a media tarde y se va concentrando en la zona del West a medida que cae la noche.

Un dispositivo conjunto de la Policía Local y de la Guardia Civil se despliega por las calles del West.

Los agentes interponen 15 denuncias por incumplimiento de las ordenanzas municipales a personas que estaban practicando la venta ambulante en la calle y ha intervenido el material que llevaban.

Una semana atrás, un operativo similar se saldaba con otros tantos identificados y dos denunciados por tráfico de drogas. Son acciones puntuales.

«Los dispositivos están bien pero son muy puntuales. Aquí hay trabajo para estar todos los días porque cada vez van a más», subraya un comerciante de la zona del West, quien hace hincapié en que «hay media docena de vendedores o más por cada agente de policía. Así es imposible cambiar la cara de Sant Antoni».

LA NOTA

Una boa constrictor, monos titís o hurtos que acaban en agresiones

La zona de s’ Arenal o el West han sido el escenario de todo tipo de irregularidades y situaciones sorprendentes.

El último de estos episodios lo protagonizó un hombre que la madrugada del lunes paseaba con una boa constrictor de dos metros enrolllada en su cuello.

El hombre fue interceptado por agentes de la Policía Local que lo denunciaron ya que no portaba ningún documento que acreditase la lícita tenencia del animal. El individuo fue denunciado por una doble infracción de las ordenanzas municipales ya que también estaba anunciando un espectáculo a través de la distribución de publicidad dinámica. Con esta ya son dos las serpientes intervenidas en cuestión de un mes.

Las serpientes no son los únicos animales intervenidos. La presencia de monos titís en las calles también son habituales en una zona donde los vecinos también denuncian las constantes peleas.