El exceso de ruido en el puerto de Vila y el barrio de la Marina es el principal caballo de batalla entre los locales de ocio y los vecinos de la zona que protagonizan, un verano más, una polémica en la que el Ayuntamiento actúa como árbitro.

«El puerto es una discoteca al aire libre donde es imposible dormir». Fernando Irurre, presidente de la Asociación de Vecinos de la Marina-Mercat Vell tiene claro el diagnóstico de la situación. Reconoce que este año se han tomado «tímidas medidas» en determinados locales pero insiste en que, en el resto, todo sigue igual: música a todo volumen que temen que se extienda también a los locales de la Marina «por efecto contagio».

Los excesos

A los bares y locales de copas se han unido además algunas tiendas de ropa que, como señala Irurre, «se pasan las ordenanzas por el forro». No disponen de licencia para tener un equipo musical ni tienen el local insonorizado pero, a pesar de ello, tienen las puertas abiertas con música a todo volumen. Sin embargo, desde el Ayuntamiento de Vila recuerdan que la Policía Local hace inspecciones de manera periódica, también para controlar la actividad de los llamados ‘ticketeros’, a los que se les prohíbe abordar a la gente para ofrecerles los servicios de los locales para los que trabajan. En el caso de los bares, la asociación que los integra decidió hace tiempo unificar las músicas de sus locales a través de un hilo musical que evita que cada uno tenga una música diferente. Además, el Ayuntamiento asegura que no tiene constancia de denuncias por ruidos de bares y solo han recibido quejas «puntuales» de vecinos.

Las principales molestias son los pasacalles organizados por las discotecas para promocionar las fiestas que se organizan cada noche. «Siguen pasando de madrugada con música, bailando y chillando», explica el presidente de los vecinos. No piensa lo mismo la Kilómetro, una de las travestis más populares del puerto: «Este año en lugar de pasacalles, parecen entierros».

Las cuentas fallan en este caso. Hasta el mes de julio, solo 3 comparsas de discotecas tenían autorización para desfilar por el puerto pero basta pasear una noche por la zona para comprobar que, en realidad, lo hacen muchas más.

Un atractivo

Desde la Asociación de Comerciantes de la Marina-Puerto, no se aprueban los gritos que acompañan estos desfiles pero señalan que son «un atractivo turístico para el puerto». «Queremos que se controlen pero no que se prohíban», afirman. Aún así, reconocen que en los últimos años se ha bajado mucho el nivel en las actuaciones de go-gós y modelos que, hace unos años, las realizaban gente profesional del mundo del teatro y el espectáculo. «Daba gusto verlos. La gente que venía de fuera decía que estos pasacalles eran únicos en el mundo».

Nostalgia por el pasado sienten también los propietarios de algunos bares de copa como Pepe Ripoll, dueño del mítico De Miedo. Lleva 21 años en el mismo local y ha sido testigo de la transformación del barrio que atribuye a unas ordenanzas más duras y a la falta de aparcamiento. «Ha cambiado el concepto. Antes el puerto era el alma de Eivissa y ahora se ha trasladado a Platja d’en Bossa pero en cutre y ha perdido toda la esencia que tenía», especialmente por el tipo de visitante que en la actualidad frecuenta estas zonas. «Antes en el puerto podías ver sentados en la misma terraza a famosos y la gente más tirada juntos y en armonía. Ahora es una película venida a menos», sentencia.

Una opinión que constata el difícil equilibrio entre los intereses de los locales y el derecho al descanso de los vecinos de esta zona y que, por el momento, no satisface a ninguna de las partes.

LA NOTA

Lo que dicen las ordenanzas sobre la música en calles y locales de ocio

El Ayuntamiento recuerda que todos los establecimientos, tanto bares como tiendas, tienen un horario restringido para poner música y deben instalar un limitador de sonido.

Las ordenanzas municipales señalan que los pasacalles por la ciudad deben acabar, como máximo, a la una de la madrugada y que, en cualquier caso, sus componentes no pueden llevar aparatos electrónicos, altavoces ni pitos ni pueden hacer demasiado ruido.

Los promotores que solicitan permiso tienen que entregar al Ayuntamiento de Eivissa una memoria de actividades en la que figure la relación de los participantes, el circuito que harán y las altas en la Seguridad Social de los componentes del pasacalle.

Desde el Consistorio, apuntan que la concejala de Turisme, Gloria Corral, se reunirá este mes con los promotores de las discotecas que organizan estos pasacalles para insistirles en el cumplimiento de estas normas.