Durante el desfile los integrantes de las ‘colles’, que iban en los carros, tocaban sus instrumentos. | Arguiñe Escandón

La tarde de ayer estuvo llena de tradición en las calles de Eivissa con motivo de la celebración de las Festes de la Terra.

La tarde empezó con la IX Trobada d´Artesans i Oficis d´Eivissa que a partir las 18.00 horas ofrecieron y expusieron las artesanías más tradicionales de las Pitiüses a todos los que se acercaron al Paseo de Vara de Rey. Trabajos en esparto, como las alpargatas ibicencas, en olivo y caña como los cestos, y encajes hechos en bolillos por manos expertas como las de María Ferrer y alrededor de 15 bolilleras de toda la isla, son algunos de los productos que todavía se siguen haciendo gracias al empeño y el trabajo de la Asociación El Retorn que cada año convoca este encuentro para poner en valor el patrimonio material de las islas. Los artesanos estuvieron en Vara de Rey hasta las 22:00 de la noche, cuando cerraron sus stands. Y hasta esa hora ofreció sus hierbas y demás delicatessen artesanales Juan Tur de Fluxà. Justo al lado estaba África con su rica miel, La Pagesa; y también expuso sus puñales labrados a mano Juan Boned, artesano honorífico de Baleares. Todos muy satisfechos por dar a conocer y recuperar oficios con tanta cultura popular como estos.

Mientras tanto a las 19.30 horas se daba la salida en la avenida de Ignasi Wallis al desfile de carros, que se recupera este año después del parón del año pasado, organizado por la Associació de Carreters de Sant Josep. El desfile recorrió el Paseo de Vara de Rey, la avenida de Bartomeu Ramón i Tur y la avenida de Bartomeu Roselló en una estampa en la que el mundo rural pitiuso tomó el asfalto de la ciudad.

Al finalizar el desfile hubo ballada y es que la Colla de Vila, la des Puig d´en Valls y sa Colla de Balansat actuaron en una de las jornadas más típicas repleta de la artesanía y de los usos más tradicionales de Eivissa y Formentera. Todas las colles bailaron juntas para celebrar las Festes de la Terra. Viejos, jóvenes y niños, bajo un calor sofocante, bailaron durante más de media hora para mostrar a las alrededor de 200 personas, residentes y turistas, lo más típico de la cultura pitiusa.

Una nutrida representación del Ayuntamiento de Eivissa, presente en los actos, acompañó a las colles en su danza. Rosa, integrante de sa Colla de Vila sacaba a bailar al alcalde, Rafa Ruiz, que entre risas aceptó el reto. Los concejales de Festes, de Participació Ciutadana, Educació y Benestar Social de Vila también quisieron acompañar a los balladors y balladores en una tarde donde el calor no consiguió eclipsar a la reina de la fiesta: la tradición pitiusa.