Ressonadors sorprendió ayer a todos los asistentes a su concierto sinfónico en el Parque Reina Sofía de Eivissa por muchas razones. Aparte de los arreglos sinfónicos de sus temas, con el acompañamiento de lujo la Orquesta Simfònica Ciutat d´Eivissa, dirigida por Frank Cogollos y con la intervención del Coro Ciutat d´Eivissa, el grupo comenzó marcando la polémica con la intervención de Esther Torres, la primera mujer que toca el tambor y la flaüta pagesa para regocijo de unos y escándalo de otros.

El concierto ofreció al público una selección de 16 temas, en las alrededor de dos horas que duró, entre los que se encontraban los más emblemáticos que interpreta la banda ibicenca con los arreglos para la sinfónica que ha realizado Joan Barbé con la colaboración su director. En él participaron, además, Joan Murenu, Tomeu Joan, Angela Fernández y Tito Zornoza. En esta ocasión, Gerard Quintana no pudo estar en la cita porque tenía otros compromisos. Sin embargo, eso dio pie a otra de las sorpresas de la noche y es que Isidor Marí actuó por primera vez con Ressonadors para cantar Flors de baladre, tema que el compuso para su grupo, UC. Además, David Serra cantó en solitario otro tema que habitualmente interpreta a dúo con Quintana Com voleu, germans, que canti.

Otra gran sorpresa en la noche de ayer, ya terminando el concierto, fue la primera canción de los bises, Roqueta sa meua roca, que tocaba por primera vez el grupo y que fue interpretada por más de 100 músicos, que sumaban entre el grupo, la orquesta sinfónica y el coro y que emocionó a los asistentes y a los mismos interpretes.

Pero lo mejor de la noche estaba por llegar. Cuando el concierto estaba a punto de acabar todavía no habían tocado Jo tenc una enamorada, tema que todo el público esperaba y que cerró el concierto con una gran ovación ya que se trata de una canción muy querida por varias generaciones en Eivissa. David Serra fue el encargado de cantarla acompañado en los estribillos por el Coro Ciutat d´Eivissa. Un colofón de lujo para una noche con muchas emociones, las que, sin duda, levanta la buena música.