Placa instalada en la Catedral que recuerda a los asesinados en ‘Els fets del Castell’. | DE

La noche del 13 de septiembre de 1936 fueron asesinadas 93 personas encarceladas en el Castillo de Eivissa a manos de anarquistas. Esta fue la respuesta a las bombas que la aviación italiana fascista había lanzado ese mediodía sobre la ciudad y que, a su vez, provocaron la muerte a entre 40 y 55 personas. La jornada más negra de la historia contemporánea de la isla de Eivissa.

El fracaso de la expedición del capitán Alberto Bayo, leal a la República, para ‘reconquistar’ Mallorca tras el golpe de estado de los sublevados había dejado sin sentido la ocupación republicana de las Pitiüses, que desembarcaron el 7 de agosto en Formentera y un día después en Pou des Lleó. Un mes más tarde llegaron a Eivissa procedentes desde Barcelona 500 milicianos de la columna anarquista ‘Cultura y Acción’, que se hicieron con el control político de la isla.

El 13 de septiembre, pocos días después de la llegada de los anarquistas a Eivissa, tres aviones de la Italia fascista bombardearon el puerto de Vila, y los barrios de la Marina y Dalt Vila. Se lanzaron un total de 42 bombas, muchas de ellas sobre el mar o en lugares donde no causaron ningún daño, pero también sobre alguna embarcación amarrada en el puerto, en el edificio donde ahora se ubica la cafetería Mar y Sol (en la calle Riambau, frente al hotel Gran Montesol), en una vivienda de la plaza de sa Tertúlia, en un edificio de entre las calles Aníbal y Guillem de Montgrí, entre otros sitios.

Pero la bomba que causó más mortandad fue la que se lanzó sobre la Fonda Cires, en la calle Castelar, que a las tres de la tarde estaba repleta de comensales. Algunas fuentes hablan de una veintena de muertos. Este bombardeo causó que muchos vileros huyeran de la ciudad y buscaran refugio en casas de familiares que vivían en el campo.

Los milicianos también empezaron su huida aquella noche, no sin antes acabar con la vida de 93 prisioneros en el Castell. Els fets del Castell quedaron grabados a fuego entre la sociedad ibicenca y que según la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera fueron utilizados por sectores franquistas y la Iglesia durante décadas.