Los 38 alumnos del CEIP Sant Mateu de Baix también estuvieron llamados ayer a la tradicional vuelta al cole. Cinco de ellos (3 de 3 años, uno de 7 años y otro de 10 años) eran nuevos en el centro y acudieron con la expectación y desconocimiento propios del momento.

La jornada comenzó a las 9.00 de la mañana y hubo espacio para las presentaciones, distintas actividades y los esperados juegos de agua al final de la mañana. La de Sant Mateu es una de las que antiguamente se denominaban escuelas unificadas y ahora han pasado a llamarse escolas petitas. «En realidad las unificadas eran las escuelas que contaban con una única aula donde convivían todos los alumnos. Aquí tenemos dos aulas: la de Infantil que tiene 12 alumnos y la de primaria que tiene 26. A su vez, los alumnos de primaria están divididos en dos unidades 1º, 2º y 3º por un lado y 4º, 5º y 6º por otro y tres grupos. Con lo que aquí tendríamos tres unidades», explicó la directora del centro María Dolores Rovira.

En cuanto al personal docente, son tres las profesoras que se hacen cargo de la enseñanza de los alumnos: Rovira es la tutora de los alumnos de 3º, 4º y 5º de Primaria; Beatriz González tutoriza a los niños de 1º, 2º y 3º y la profesora de Infantil es María Dolores Cantero.

Además, Rovira informó de que cuentan con la ayuda de docentes especialistas que acuden al centro periódicamente para colaborar en asignaturas como Música, Educación Física o Religión.

«Yo llevo muchos años trabajando en esta pequeña escuela y a mí me gusta mucho. Es muy bonito ver la colaboración que hay entre los niños más pequeños y los mayores. Para mí nunca ha supuesto un problema a nivel educativo estar en un centro pequeño con pocos alumnos, bien al contrario ha sido una ventaja porque los pequeños han aprendido de los mayores. Están todos en la misma clase y quieras o no se apoyan y aprenden los unos de los otros».

Y para fomentar esa cooperación entre alumnos de diferentes edades, ayer, primer día de escuela, se realizó el sorteo que unió a padrins y fillols. Es un sorteo que vincula a los alumnos de mayor edad con los de menos y por esta unión nace un compromiso por el que el mayor «cuida, protege en el patio si se cae o atiende si lo necesita al más pequeño», explicó Dolors Rovira. Y para impulsar ese vínculo, también se crean durante el curso talleres a los que acuden padrins y fillols. «Con lo que puede haber 10 alumnos de edades muy diversas y están todos mezclados. Aprendemos mucho en esos talleres», dijo la directora.