Niños y niñas de infantil y primaria del CP Can Misses participaron ayer en la segunda cacerolada y portaron carteles reivindicativos. Foto: TONI ESCOBAR

Familiares y profesores del Colegio Público Can Misses participaron ayer en la segunda cacerolada contra las precarias condiciones en las que se encuentra el centro y los recortes en profesorado que han dejado sin auxiliares a tres de los 18 alumnos que presentan necesidades educativas especiales.

Unas 80 personas, entre padres, educadores y niños, reivindicaron durante 25 minutos las mejoras que llevan solicitando desde hace nueve años. Según Paco Serra, presidente de la AMIPA del CP Can Misses, el centro educativo presenta barreras arquitectónicas, falta de mantenimiento en los baños y la cocina, donde un fallo eléctrico impide encender el aire acondicionado «y los niños están comiendo a casi 46 grados», y los recortes en profesorado auxiliar «han dejado sin atención a tres alumnos con muchas necesidades educativas».

«Pensad que estos tres niños son de clases diferentes y los otros 24 alumnos no pueden hacer clase porque la profesora tiene que estar más atenta de ellos que de los otros», explicó Serra durante la cacerolada.
Según informó el director del centro, Joan Amorós, uno de estos pequeños se encontraba en el momento de la protesta en el hospital Can Misses, donde estaba siendo sometido a pruebas relacionadas con alguna disfunción del sueño.

El representante de los padres y madres de alumnos del colegio avanzó que participarán junto a la FAPA y otras AMIPAS en el acto de protesta convocado para el día 29 en Vara de Rey. «Seguiremos hasta que consigamos que estos niños tengan una educación correcta», subrayó.

Serra indicó que la conselleria d’Educació, que sí considera que el centro tiene el personal suficiente, «se basa en unos criterios creados por ellos que no tienen mucho sentido». «Han buscado una igualdad en todas las islas, pero hay niños con síntomas mucho más graves que otros. Han entrado niños nuevos con un grado de autismo muy elevado y los han dejado sin atender. El resto de niños no tienen la culpa, necesitan dar bien la clase, y los otros necesitan la ayuda», explicó.

«Es un poco drama y llegamos a un punto donde ya no se puede estar. Dicen que lo arreglarán en 2017, pero llevamos nueve años peleando por esto», concluyó.