Nuestro protagonista de esta semana es Pepe Pérez, uno de los peluqueros más queridos de la isla. Sin embargo, este hombre que llegó a Ibiza con 14 años desde su Utrera natal y que cuenta sus amigos por cientos es mucho más. En la peluquería que tiene abierta en la calle Balears, esquina con la calle Aragón, de la ciudad de Eivissa desde 1975 nos demostró que es todo un multiusos... bailarín de amplia trayectoria, fundador de distintas compañías, actor, cocinero de paellas ibicencas, fotógrafo firmando como Trebujena Pérez, orgulloso abuelo, marido enamorado y además presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de Es Clot en Vila, Pérez nunca para.

Además este sevillano de 60 años demostró ser un dignísimo Sardina Negra de Periódico de Ibiza y Formentera y de la Televisió d’Eivissa i Formentera. Pocos de los que le conocen dudaban de que su sentido del humor y su don de gentes son dos de sus grandes activos pero nosotros lo comprobamos de primera mano con una sesión de fotografías en las que el nieto del famoso maestro remendón Trebujena de Utrera, se prestó a casi todo. Y eso por no hablar de la sorpresa que guarda el final del programa que se podrá ver hoy a las 21.55 en la TEF.

—La semana pasada tuvimos con nosotros a uno de los uruguayos más conocidos de la isla, Ricardo Ruétalo, y hoy a uno de los peluqueros más conocidos de Ibiza. ¿Es consciente que es usted todo un referente?

—(risas) Bueno no se si tanto. Dejemóslo en alguien que tiene la suerte de tener muchos amigos y pocos enemigos.

—Usted tiene 60 años. Lleva prácticamente toda la vida en la isla. ¿Cómo lle aquí?

—Yo aterricé aquí en marzo de 1971 desde Utrera, el pueblo de Sevilla donde nací. Tenía entonces 14 años, vine a probar de peluquero y me fue tan bien que aquí sigo, tan enamorado de la isla como el primer día. No la cambio absolutamente por nada.

—¿60 años? Hay muchos que me han preguntado qué es lo que toma para seguir tan joven...

—(risas) Realmente no tomo nada. Creo que el mejor elixir es el cariño que siempre he recibido por parte de todo el mundo. Soy una persona muy afortunada porque tengo cientos de amigos y apenas unos pocos enemigos. Creo que los podría contar con los dedos de la mano.

—¿Cómo decidió hacerse peluquero?

—Pues yo lo tenía claro desde bien pequeño. En Utrera, mi pueblo, había muchas peluquerías y desde siempre me atraia el olor que desprendían y que se sentía a cinco o seis manzanas. Finalmente, tras venir a probar a Ibiza en 1971 tuve la suerte de que dos años después me dieran mi primer trabajo en una barbería que había en el Puerto de Ibiza. Recuerdo que era tan pequeña que apenas cabía un váter pero gracias a su dueño, el señor Mas que en paz descanse, aprendí muchísimo.

—Yo recuerdo con cariño mi primer artículo, ¿usted recuerda su primer corte de pelo?

—(risas) Pues si te digo la verdad no mucho. Lo que si recuerdo es la confianza que me dió el señor Mas desde el primer momento para que estuviera tranquilo. A mi eso se me quedó grabado de tal manera que siempre intento aplicarlo con mis colaboradores, a los que doy una navaja desde el primer día y les digo que no tengan miedo.

—¿Han cambiado mucho los cortes de pelo desde que usted comenzó?

—No. Yo siempre digo que más que modas hay modos de cortes de pelo. Si es cierto que por ejemplo, en 1973, había poca higiene entre los clientes que acudían a la peluquería. Algunos llevaban tanto tiempo sin lavarse el pelo que cuando metías el peine no había quien lo moviera. Eso afortunadamente ha cambiado y si no, tenemos multitud de medios a nuestro alcance para remediarlo (risas).

—¿Cuál es el corte de pelo más complicado que le han pedido?

—Pues ha habido varios. Lo malo es que algunos clientes vienen con una foto para que les hagas el mismo corte de pelo pero realmente lo que buscan es la cara del que sale y eso, nosotros, no se lo podemos hacer.

—Una curiosidad, ¿le gustaría cortárselo a alguna celebrity o famoso?

—Sinceramente no. No soy muy de eso. Además ya lo hice en otros tiempos aunque en menor medida. Recuerdo que por ejemplo en 1998 hicimos una gala de peluquería en el Recinto Ferial de Ibiza en la que peinamos a Miss España o Miss Madrid.

—Cambiando un poco de tema. Usted es uno de las personas más reivindicativas que conozco...

—Puede ser. Pero es que si los peluqueros no reivindicamos nuestros derechos acabaremos por desaparecer. No puede ser que nos hayan puesto el 21% de IVA. Es una barbaridad porque para que no repercuta en el cliente lo hemos asumido nosotros mismos y así muchas peluquerías han tenido que cerrar. Se están cargando negocios familiares con más de medio siglo de vida.

—¿Y como presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de Es Clot de Vila? También da mucha caña...

—La verdad que sí. Soy miembro de esta asociación desde 2004 pero antes, en los años 80, ya lo fui de los vecinos de Platja d’en Bossa. Y bueno, creo que poco a poco hemos conseguido que las autoridades vayan cambiando cosas y que el barrio sea un poco mejor.

—Lo último la pérgola que les han colocado en el Parque de la Paz.

—Sí. Nos ha costado pero ya es una realidad. Eso sí, creo que han pasado once años y tres alcaldesas y un alcalde para que se pusiera.

—Hablando de su asociación de vecinos. No paran. Hacen decenas de actividades.

—Creo que somos una de las asociaciones de vecinos más activas de la isla y eso es gracias a que tengo un equipo increíble. Yo soy el presidente porque tiene que haber uno pero sin ellos nada sería posible. Y así, pues bueno, vamos haciendo cosas como cursos de baile, danza, manualidades, informática y ahora comenzaremos con uno de fotografía. Además colaboramos con asociaciones sin ánimo de lucro de la isla como la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Ibiza y Formentera o la Asociación de Fibromialgia y Síndrome de Fatiga Crónica de Ibiza y Formentera.

—Me imagino que los cursos de baile los dará usted. Me ha dicho un pajarito que es un gran bailarín...

—(risas) Al menos lo intento. Por lo menos experiencia tengo. Hace 17 años ya era bailarín por los hoteles de Ibiza en colaboración con mi mujer, Toya, y después en el año 1987 fundamos una compañía que se llamaba Los calañé. Desgraciadamente duró poco y nos refundamos como Los Piconeros bailando en muchos lugares emblemáticos de la isla. Además, nos llamaban de discotecas como Pacha para que amenizáramos algunas noches a partir de las 22.00 horas. Y no se crea, teníamos bastante éxito.

—Y aún ahora sigue al pie del cañón...

—Bueno con los miembros de la asociación hacemos cosas. Por ejemplo, para la noche del entierro de la sardina que cierra el Carnaval preparamos un espectáculo. Y además, anualmente presentamos una gala que dura casi dos horas en el Espai Cultural Can Ventosa.

—Y con todo ello aún le queda tiempo para ser un gran fotógrafo...

—Bueno gran gran. Sólo soy un aficionado al que le gusta ir captando con su máquina todo lo que tiene a su alrededor.

—Una cosa. ¿Por qué firma como Trebujena Pérez en sus fotos?

—Porque es el nombre con el que nos llamaban a toda nuestra familia en Utrera, Sevilla. Todo viene porque mi abuelo llegó allí desde el pueblo de Trebujena de Cádiz para asentarse como maestro remendón y en poco tiempo todo el mundo le quería tanto que medio pueblo iba a su tienda simplemente a saludarle. Casi lo mismo que pasa aquí con mi peluquería. Por aquí no hay día que pasen 25 amigos para hablar un rato y saludarnos.

—También me han dicho que es usted muy buen cocinero...

—Bueno no se me da mal, sobre todo las paellas al estilo ibicenco porque tuve la suerte de haber aprendido con mi suegro. Además soy de los que voy a los sitios con mi material, mi delantal y mi sombrero.

—¿Y es cierto que las fiestas en su terraza son míticas?

—(risas) Lo intentamos. Tengo la suerte de tener un ático con una terraza enorme y sí, por allí, en ocasiones han pasado hasta 120 personas en algún cumpleaños de mi mujer.

—Y ya la última. ¿Cómo de orgulloso está de sus nietos?

—(risas) Ni se lo puede imaginar. Tengo seis nietos y uno más en camino y me dan tantas alegrías que soy un abuelo de esos que va con la sábana para ir recogiendo las babas.

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

Pepe Pérez nació en el pueblo sevillano de Utrera hace 60 años.

Llegó a la isla con 14 años a probar como peluquero y en 1973 comenzó a trabajar en una pequeña barbería del Puerto de Eivissa. Luego, en 1975 creó su propia peluquería, Pérez Peluqueros, situada en la calle Balears de la ciudad de Vila. Desde 2012 organiza la iniciativa Peluqueros Solidarios donde profesionales cortan el pelo a todo aquel que lo desee a cambio de alimentos no perecederos para entregar a Cruz Roja.

Desde 2004 es el presidente de la Asociación de Vecinos de Es Clot en Eivissa aunque en los años 80 ya lo fue de los vecinos de Platja d’en Bossa.

Lleva casi veinte años como bailarín, siempre junto a su mujer, conocida cariñosamente como Toya y con la que se casó hace 23 años. Juntos formaron las compañías Los calañé y Los Piconeros, con las que actuaron en hoteles y en algunas de las principales discotecas de la isla como Pacha.

Además es fotógrafo. Sus impresionantes imágenes las firma como Trebujena Pérez, en honor a la figura de su abuelo que era maestro remendón en Utrera.

LA PREGUNTA

-Hay quien dice que el Carnaval de Ibiza no es lo mismo sin el Entierro de la Sardina que organizan desde la Asociación de Vecinos de Es Clot…

- No sé si tanto pero nos lo tomamos muy en serio porque para nosotros es un momento muy importante. Además, tenemos la suerte de que dos vecinos, Toni y Basilio, se encargan de hacer la sardina mientras yo coordino el espectáculo. Hay otros entierros de la sardina en otros barrios y también lo hacen bien, pero nosotros cada año queremos subir un peldaño más.