Santi Marí nos espera en el bar de San Llorenç, el pueblo que le vio nacer hace 39 años. Lo hace mientras habla con un vecino y las responsables del establecimiento entre risas y buen rollo. Después, nos invita a un café y mientras coge el balón de fútbol que tiene guardado para la sesión futbolística nos demuestra en apenas unos minutos que ojalá hubiera muchos más políticos como él. Cercano, extrovertido, divertido, campechano, sincero y sin pelos en la lengua, este hombre al que le faltan horas en el día para poder abarcar su trabajo como senador, teniente de alcalde, concejal de Educación, Cultura, Patrimonio y Deportes en Sant Joan, y como padre de tres hijos, dos niños de 9 y 16 años, y una pequeña de 3.

Afortunadamente su pasado como camarero – en el restaurante de Antoni Marí Carraca, quien le convenció para ser político –, como profesor de Secundaria, monitor de talleres de creatividad, de animación a la lectura y del Diverespai, agente censal del Instituto Nacional de Estadística, coordinador del gabinete didáctico del Museu Arqueològic, integrante de la comisión de fiestas de Sant Llorenç, y presidente del Consell Escolar de Eivissa y miembro del de Baleares, le han convertido en un trabajador incansable y le dan bagaje y fuerzas para superar todo lo que le pongan por delante. Y es que, de hecho, de nuestro aspirante a Sardina Negra se han dicho muchas cosas, y todas buenas. Con todos ustedes, uno de los primeros políticos de España que llevó trenza y barba antes incluso de que Pablo Iglesias la pusiera de moda.

—De usted se ha dicho que es empático, reflexivo, extrovertido, y todoterreno. No se podrá quejar. ¿Con cual se queda de todas estas afirmaciones?

—(risas) Bueno eso será que la gente me quiere mucho y bien. En fin que si me tuviera que quedar con alguna de las cuatro cosas tal vez diría que soy extrovertido porque me gusta mucho estar con la gente, hablar con ellos y escucharles. Y bueno, tal vez diría que sí, que soy bastante todoterreno porque a pesar de que no he llegado a los cuarenta años he trabajado de casi de todo.

—La verdad que sí. Su curriculum es tremendo. Pero por ejemplo, siendo como profesor de Secundaria, ¿cómo acaba en la política?

—(risas) Pues liado por alguien, en este caso, Antoni Marí, Carraca, alcalde de Sant Joan. Fue cuando estaba trabajando de camarero para sacarme un dinero con el que ayudar a mi familia y pagarme mis estudios y fui a parar a su restaurante.Allí nos conocimos y en poco tiempo acabó convenciéndome para que me afiliara al partido de Sant Joan y de ahí al ayuntamiento.

—Entonces si que es cierto que su magnífica relación con Antoni Marí Carraca se fraguó en torno a un bullit de peix...

—Se podría decir que sí, porque en su restaurante, donde trabajé siete años, se hacen unos magníficos platos de pescado. Eso sí, después con el paso del tiempo la relación profesional se transformó en relación de amistad.

—Hay quien dice que usted es como el Príncipe Carlos de Inglaterra, siempre esperando a que abdique la reina Isabel... pero en su caso con el alcalde de Sant Joan.

—(risas).Como sois (risas) En absoluto porque yo le debo mucho.Entré de la mano con él y para mí es un gran referente, tanto como político como persona. Y aún le queda mucha carrera por delante.

—Una vez me dijeron que en un futuro se estudiará su figura.

—Seguro. Creo que es uno de los mayores ejemplos de cercanía y trabajo por sus ciudadanos que se han dado en nuestra democracia. Además, es una persona muy querida, tanto que no encontrarás a casi nadie que hable mal de él.

—Una cosa, ¿es cierto que Sant Joan es como esa aldea de Asterix que resiste inasequible al invasor?

—No sé, puede ser. Lo que sí está claro es que somos algo diferentes porque tenemos algo especial. Además somos un feudo en el que se hacen las cosas bien, con un equipo de gobierno que escucha a la gente y ahí están los resultados. Lo cierto es que Sant Joan es un lugar magnífico para vivir.

—Tras haber superado lo de la carretera...

—Sí, eso ha sido un poco infierno la verdad.Las obras se extendieron más de lo que pensábamos y perjudicó a todos los vecinos. Afortunadamente ya está casi terminada a falta de algunos flecos y poco a poco vamos volviendo a la normalidad.

—Repasando todos sus cargos, senador, concejal de varias áreas, teniente de alcalde... ¿De dónde saca el tiempo?

—Pues la verdad que es muy complicado. Voy siempre corriendo a todos los lados y siempre el tiempo me va cogiendo los pies. De hecho, ya has visto, ha sido muy complicado sacar tiempo para vernos.Además, todo se complica cuando eres padre de tres hijos y estos se hacen mayores y empiezan a ir a fútbol, natación, música, ball pagès, danza... menos mal que mi mujer está siempre al pie del cañón.

—Ahora es senador. ¿Cómo es el día a día allí?

—Si te digo la verdad casi no he podido comprobarlo con las legislaturas tan cortas que hemos tenido.He visto alguna comisión y algún pleno pero casi no hemos podido trabajar nada.

—Usted es el único senador de Ibiza. ¿Qué imagen se tiene en el Senado de nuestra isla?

—Pues hay de todo, aunque desgraciadamente en Madrid se nos sigue viendo como el lugar de la fiesta, el lujo y el desfase.Eso sí, siempre hay alguno que nos conoce un poco más, ha estado en calas preciosas e incluso te hablan de nuestra historia fenicio púnica (risas).

—No me diga más, incluso alguno de sus compañeros se sorprenderá de que usted no vaya de lino y blanco al Senado...

—(risas) No hombre no tanto. Pero bueno a los que se extrañen de eso les invito para que vengan conmigo y conozcan la Ibiza que de verdad merece la pena.

—¿Y ha conseguido traerse a alguien ya?

—De momento no pero estamos en ello, sobre todo aquellos que de verdad nos puedan dar buena publicidad.

—¿No tiene la sensación de que el Senado es un poco cementerio de elefantes?

—Sin duda. Viéndolo desde fuera y desde el punto de vista de las personas jovenes no hay duda, y más viendo algunos de los que están allí. Por eso creo que el Senado, aunque es muy importante como cámara de representación territorial, necesita un cambio de cara importante aunque, claro, para eso es necesario que todos los partidos políticos se pongan de acuerdo. Y eso hoy por hoy, es complicado.

—¿Qué es lo que más echa en falta con tanto viaje y tanta estancia en Madrid?

—Pues a mi familia y a mis hijos. Ten en cuenta que son muchos vuelos a las cinco de la mañana y muchos días dentro de un hotel en Madrid.

—¿Y a su huerta? Tengo entendido que es muy pagès.

—(risas).Sí. Es uno de mis mayores hobbys porque me relaja mucho plantar y cuidar mis sandías, mis melones, mis ajos o mis cebollas.También es sacrificado porque hay que estar pendiente de las malas hierbas y de regar para que no se fastidie nada.Pero al final, cuando disfrutas de una buena parrillada, se quitan todos los males.

—Usted es un político atípico. Dicen que es todo un showman que asombró a Mateu Isern micrófono en mano...

—(risas) ¿Si? No sé, creo que fue algo divertido durante la última campaña electoral y la presentación de los candidatos. Era la primera vez que me presentaba a unas elecciones de ese calado, me dijeron que hablaran y yo, como soy muy extrovertido, divertido y además profesor, pues allí que me puse a hablar. Y además como entiendo que no podemos aburrir al auditorio, pues me lancé... (risas)

—Y ya puestos. ¿Para convencer al electorado no ha pensado en dejarse de nuevo la coleta?Parece que ahora esto triunfa...

—(risas) Bueno ya me la corté hace tiempo por un motivo de salud capilar no porque quisiera competir contra Pablo Iglesias. Además, como ahora tengo una niña pequeña que va a empezar a bailar payés espero que pueda presumir de la trenza de su padre. Pero bueno, no se crea, viendo el éxito que está teniendo Pablo Iglesias no descarto volver a dejármela (risas)

—Desgraciadamente la política ahora no está nada bien vista porque la asocian con corrupción o robos. ¿Qué pensaría si alguno de sus hijos le dice que quiere seguir sus pasos en este mundo?

—No me importaría en absoluto si ese es su deseo.Lo único que quiero es que mis hijos sean felices, estén sanos y vayan por el buen camino haciendo lo que ellos deseen en la vida sin molestar a los demás. Si es así, yo estaré siempre a su lado para ayudarles en todo lo que puedan.

—¿Y de momento por donde van?

—Bueno el mayor ha elegido la música clásica, es clarinetista. Así que veremos que tal. Lo importante es que sea feliz.

PEQUEÑA BIOGRAFÍA

Santiago Marí Torres, conocido popularmente en Ibiza como Santi Marí, nació hace 39 años en Sant Llorenç. Está casado y es padre de tres hijos, dos niños de 9 y 16 años y una niña de 3.

Antes de ser senador por el Partido Popular, teniente de alcalde y concejal de Educación, Cultura, Patrimonio y Deportes en el Ayuntamiento de Sant Joan de Labritja, ha trabajado prácticamente de todo. Primero fue camarero, siete años en el restaurante de Antoni Marí, Carraca, donde conoció al alcalde de Sant Joan y después, monitor de talleres de creatividad, de animación a la lectura y del Diverespai, agente censal del Instituto Nacional de Estadística, coordinador del gabinete didáctico del Museu Arqueològic, profesor en el Instituto Balafia, integrante de la comisión de fiestas de Sant Llorenç, presidente del Consell Escolar de Eivissa y miembro del de Baleares.

EL TEST

Un libro

Mecanoscrito del segundo origen, una novela de ciencia ficción escrita por Manuel de Pedrolo

Una película

La vida es bella

Una serie de televisión

House

Un grupo o un cantante

Varios pero me quedaría con Bon Jovi, Fredy Mercury o Fito y los Fitipaldis

Un color

El turquesa de alguna cala del norte

Un plato de cocina

Huevos fritos con patatas, ajito y pimiento de la huerta

Un deporte

Fútbol y ciclismo

Un viaje que nunca olvidará

Uno que hice de estudios a Italia. De ahí vino mi vocación por la historia del arte

Un lugar de la isla donde se perdería

Por algunas calas del norte de la isla

Una manía

No soy muy maniático

Un defecto

Que me pilla siempre el tiempo

Una virtud

Alegre y extrovertido

Un sueño por cumplir

Soy más de superar los retos diariamente y de ver a mis hijos crecer felices y sanos

Alguien a quien admire

A mi mujer

Si no fuera político que te hubiera gustado ser...

No sé. He trabajado de todo