La mayoría de las tiendas de la Marina cerrarán en breve por las obras a pesar de que aún hay turistas. g Fotos: DANIEL ESPINOSA/A.S. | DANIEL ESPINOSA

Los comerciantes del bario de la Marina de Vila se encuentran ante un difícil dilema: dar por cerrada la temporada o aguantar dos semanas más entre zanjas para aprovechar los últimos días de la temporada.

Las obras de mejora de la red de saneamiento en algunas calles del barrio han empezado ya con la instalación de las rejas protectoras junto a las aceras. Una molestia que los comerciantes de la zona no ven con buenos ojos.

Trini Quintana, empleada de la óptica Dr. Marí, se quejaba ayer de los perjuicios que ocasionan las obras a sus negocios: «Estamos vendiendo como en agosto gracias a las rebajas y nos pueden quedar todavía dos semanas de trabajo. Ahora tendré que cerrar e irme a otra óptica».

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La crítica general de los comerciantes es que las obras se deberían haber retrasado unos días. «Si han tardado 70 años en hacerlas porque tarden dos semanas más no pasa nada», señala José, empleado de una tienda de ropa.

Cristina Torres, empleada de otra tienda, asegura que por las tardes ya no vende nada: «Con las vallas, la gente va por la calzada y no entra a los comercios».

Desde la Federación de Comerciantes de la Marina-Puerto de Ibiza, aseguraron que algunos bares de la zona se habían planteado abrir en invierno para recoger la clientela que, desde finales de mes, no podrá ir a las terrazas de la Plaza del Parc, cerradas a causa de las obras.