Los vecinos y comerciantes de Jesús afrontan desde hace tres inviernos su particular penitencia. Como si la etimología que da nombre a la localidad les convirtiera de facto en protagonistas de la ‘Pasión’ y tuvieran, por ende, que sufrir su particular calvario. Están siendo víctimas de su propia leyenda.

Zanjas, vallas, socavones, polvo, ruido... y mucho malestar. Las sucesivas obras que tienen lugar en la travesía que cruza el pueblo y, sobre todo, los retrasos y las chapuzas cometidas han agotado la paciencia de los comerciantes, que denuncian pérdidas de hasta el 50% en las ventas, que en algunos establecimientos se traduce en hasta 6.000 euros solo durante los meses de invierno.

Para mejorar los accesos a la población y aliviar el tráfico se iniciaron hace exactamente un año las obras de un proyecto dividido en cuatro fases, cuyo plazo de ejecución se estableció en cinco meses. Para algunos expertos, sin embargo, se ha iniciado la casa por el tejado; en lugar de construir primero la variante que sacará el tráfico del centro del pueblo se comenzó por reformar el acceso principal.

Actualmente ni siquiera está completada la segunda fase –de canalización a lo largo de unas pocas decenas de metros–, mientras que los trabajos de la primera, que debían durar 45 días y se prolongaron más de seis meses –a causa de la aparición de restos arqueológicos– han sido un auténtico fiasco. La carretera finalmente se abrió a finales de mayo, de prisa y corriendo ante la amenaza vecinal, y la capa de rodadura se está triturando como un chicle masticado.

Lo que debía ser una incorporación amable, con zonas ajardinadas, carriles bici y buena iluminación, «al estilo de Puig d’en Valls», como reclaman en el pueblo, se ha convertido en un tramo angosto de flácido alquitrán, salpicado de grietas y baches que ponen a prueba la amortiguación de los vehículos y la paciencia y pericia de los conductores, sobre todo los de moto y de camiones de gran tonelaje.

Reclamaciones y quejas

La empresa constructora de las obras de la travesía, Vías y Construcciones SA, interpuso el pasado mes una reclamación por daños y perjuicios contra el Consell d’Eivissa por los retrasos de la primera fase de los trabajos (los mismos que han resultado un completo desastre), a causa de los hallazgos arqueológicos.

De momento no se ha determinado el origen del problema que ha hundido parte del nuevo trazado. Pero el Consell d’Eivissa ya ha avanzado que la empresa tiene que reparar esos primeros 800 metros de travesía para firmar la recepción de la obra y, llegado el caso, indemnizarla por el incremento presupuestario.

La consellera de Mobilitat i Carreteres, Pepa Marí, explicó que estos arreglos se ejecutarán pasadas las fiestas navideñas «para no perjudicar más a vecinos y comerciantes», pero desde la oposición acusan al equipo de gobierno de tener «capacidad nula» para ejecutar la obra. El grupo popular en el Consell d’Eivissa denunció la falta de señalización en el primer tramo y el peligro que generan las grietas y socavones en los conductores.

Los comerciantes afectados, por su parte, critican la «falta de información» por parte del departamento de Carreteres y las pérdidas que acumulan como consecuencia de la fuga de clientes. Se mueven entre la indignación y la resignación. La mayoría no ha accedido a las tímidas ayudas y solo piensa en un final feliz para su pesadilla.