Dos agresiones en dos días han logrado meter el miedo en el cuerpo de la cuadrilla de operarios que trabajan en las obras de renovación del saneamiento de la calle Barcelona, en el barrio de la Marina de Vila.

Los lanzamientos de objetos, que han herido hasta el momento a dos obreros, empezaron hace un mes al poco tiempo de que empezaran las obras, según relataron ayer los trabajadores. Desde entonces, aseguran, han llenado un capazo de unos diez kilos de peso con los diferentes objetos que les han tirado: piedras, botellas de cerveza, vasos de cristal e incluso trozos de mármol roto que nos muestran. «Con la punta del mármol puede pasar cualquier desgracia, te pueden hasta sacar un ojo», dice Yooness, uno de los obreros que relata lo sucedido en las últimas semanas. Según cuenta, acuden a trabajar con miedo «teniendo en cuenta la fuerza con la que caen piedras de hasta medio kilo desde una terraza». «Si te rajan la cara, te la dejan marcada para siempre», añade.

Por este motivo, aunque siguen trabajando con normalidad, tienen claro que si se produce una nueva agresión dejarán su puesto de trabajo como hicieron el pasado miércoles. «La empresa nos ha dicho que si nos tiran algo nos vayamos», señala el obrero.

Yooness sostiene que las agresiones están motivadas por el hecho de que las obras están en marcha todos los días, fines de semana y festivos incluidos en turno de mañana y tarde aunque aseguran que el trato con los vecinos no es malo: «Unos nos miran con mala cara y otros nos saludan pero no nos insultan».

Desde la Asociación de Vecinos y Comerciantes del Puerto de Ibiza, aseguran no haber recibido ninguna queja por las obras por parte de los pocos residentes que viven en invierno en las calles de la Marina afectadas por las obras.

«Aunque las obras no les gustan a nadie, nosotros somos los primeros a los que nos interesa que se hagan en invierno», afirman.

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Además, todos los comercios de la calle Barcelona, totalmente levantada para cambiar las tuberías, están cerrados en temporada baja y únicamente el bar De miedo abre los fines de semana.

Tampoco una pareja de turistas extranjeros que entran a una de las viviendas de la calle parecen tener quejas respecto a las obras: «Dentro de la casa no se oye nada. Es una zona tan ruidosa en verano que las obras no son ningún problema», dicen.

LA NOTA

Un dispositivo policial para localizar al posible agresor

Las obras en la calle Barcelona se retomaron ayer con la presencia de la Policía Local y el apoyo de la Policía Nacional, que ha montado un dispositivo especial para localizar a la persona que ha agredido a los trabajadores a pesar de que, como señalan desde el Ayuntamiento de Eivissa, «es una zona muy difícil de controlar porque hay muchos pequeños balcones y terrazas». Mientras no se localice al agresor, las obras continuarán bajo la vigilancia policial.

Las primeras hipótesis señalan que los objetos fueron lanzados desde un solo lugar.