La historia del original paseo de s’Alamera se remonta al año 1725 cuando el recientemente creado Ayuntamiento de la ciudad acordó crear un paseo con cuatro filas de árboles desde la calle de Sa Creu, en la Marina, hasta el abrevadero, situado en el actual cruce de Vara de Rey con la avenida España en un lugar que, hasta entonces se conocía como sa Tarongeta.

Sin embargo, según explica la historiadora y directora del Arxiu Històric d’Eivissa, Fanny Tur, en el documento municipal que se conserva no se especifica qué especie de árboles debía plantarse. De hecho, desde entonces ha habido diferentes tipos, entre ellos una serie de plataneros, pero no se tiene constancia si hubo o no álamos plantados.

No es hasta finales del siglo XVIII cuando se hizo un listado de los nombres con los que se conocían popularmente las calles de la ciudad, compuesta entonces por Dalt Vila, la Marina y sa Penya. De esa época se remontan algunos nombres de calles que han llegado a la actualidad como calle d’Enmig , Fosc o des Passadís. Estas dos últimas vías llegaron a perder su denominación popular y fueron rebautizadas como calle Valencia y Barcelona, respectivamente, pero finalmente recuperaron su nombre original.

El nombre popular de s’Alamera ya consta en algunas de las primeras guías de viaje sobre Ibiza que se hicieron en el siglo XIX. En 1904, coincidiendo con la inauguración del monumento dedicado al general Vara de Rey, el Ayuntamiento decidió bautizar oficialmente con el mismo nombre a un paseo que, a pesar de su nueva denominación, los ibicencos, especialmente los más mayores, siguieron llamando s’Alamera.

Hasta ese momento, s’Alamera era un paseo todavía sin urbanizar situado a las afueras de la ciudad donde los pescadores y la gente del campo se sentaban y paseaban los domingos o en días de mercado. Poco después de la inauguración del monumento, los ciudadanos se quejaron del abandono de algunos solares que rodeaban el paseo y de la falta de poda de los árboles.

Fue a partir de entonces cuando se decidió crear una gran plaza en la ciudad alrededor del monumento a Vara de Rey. En 1912, el Ayuntamiento de Vila aprobó en sesión plenaria las condiciones técnicas que debían tener los futuros edificios que se iban a levantar en el paseo. En 1927, la Societat Cultural Ebusus se instalaba en un edificio de reciente construcción y en 1933 se inauguraban dos hoteles emblemáticos de la ciudad, el Montesol, entonces denominado Gran Hotel, y el Isla Blanca.