La localidad de Sant Antoni celebró ayer su día grande con una serie de actividades que incluyeron un acto institucional, la tradicional misa seguida de procesión, la bendición de animales, la demostración de ball pagès a cargo del Grup Folklòric Brisa de Portmany, y ya por la tarde teatro, baile y danza.

La jornada festiva se desarrolló bajo un intenso frío aunque no llegó a nevar tal y como anunciaban las previsiones meteorológicas. Comenzó a las 11.00 horas en la carpa municipal del Passeig de ses Fonts, donde los miembros del Ayuntamiento organizaron un acto institucional en el que, además del discurso del alcalde de Sant Antoni, Pep Tur, Cires, lo más destacado fue el chocolate caliente acompañado de un croissant que se sirvió de forma gratuita.

Cires, que estuvo acompañado por el presidente del Consell d’Eivissa, Vicent Torres, el alcalde de Vila, Rafa Ruiz, el alcalde de Sant Josep, Josep Marí, Agustinet, y los concejales de Reinicia Sant Antoni, pronunció un pequeño discurso en el que agradeció el trabajo del Concejal de Fiestas, Raúl Díaz, las asociaciones de vecinos, las collas y las brigadas de obra durante estas fiestas. Además, recordó el nuevo plan estratégico del municipio – «en el que participarán vecinos de todas las condiciones y edades para mejorar la localidad» – y el nuevo bar en el complejo deportivo de Can Coix y pidió al Govern balear «que cumpla su promesa para terminar las obras para mejorar el paseo marítimo y la bahía».

A las 12.00 comenzó la misa. La iglesia de la localidad se llenó para seguir la ceremonia oficiada por el obispo de Ibiza y Formentera, Vicente Juan Segura. Durante su homilía, el religioso valenciano instó a todos a seguir en su día a día las virtudes religiosas que hicieron santo a San Antonio Abad, un hombre de familia acomodada egipcio que vivió entre el 251 y el 356 de nuestra era y que entre otras cosas, fue famoso por dejar sus riquezas a los pobres para irse a vivir en soledad al desierto.

«Evangelizar la sociedad»

Además, Segura pidió a los fieles a que transmitieran los mensajes del Evangelio y de las Sagradas Escrituras tanto en su vida pública como privada. «Hay que evangelizar a la familia, a los jóvenes para que sigan el camino de la fe, al mundo de la cultura para que haya un acercamiento entre razón y fe, a la economía para que no haya tantas diferencias y esas grandes tasas de desocupación, sobre todo entre los jóvenes, y a la política, para que haga todo lo posible por evitar tanto sufrimiento», explicó.

En torno a las 13.00 horas comenzó la procesión. Bajo un intenso frío y ante el repicar de las campanas las cinco imágenes fueron saliendo de la iglesia, destacando una edición más, con permiso de San Antonio Abad, la Virgen portada por los miembros de la Hermandad Nuestra Señora del Rocío, que este año incluso tenía dos estandartes, uno para su sección juvenil y otra para su sección adulta. Una vez concluida la pequeña marcha, devueltas las imágenes al templo y tras una pequeña confusión sobre el lugar en el que se tenía que celebrar el ball pagès, llegó el momento más esperado por los amantes de los animales de Ibiza: la bendición de mascotas por parte del obispo Vicente Juan Segura.

Bendición de animales

Este año se cambió el lugar, acercándose desde el ayuntamiento nuevo situado en el Passeig de la Mar hasta la carpa municipal, en pleno Passeig de Ses Fonts. Y allí, después de que abriera la veda el conocido decorador Toni Riera con su divertida mascota muy abrigada para la ocasión, uno tras otro, animales y dueños, recibieron la bendición de forma más o menos ordenada. En esta ocasión y tal vez debido al frío no hubo demasiados animales ‘exóticos’. Apenas sólo la pequeña Nadia Prats con su cabra Karmele, Carolina con su conejo Nakita, o los miembros del Club Hípico Ibiza con sus elegantes y preciosos caballos fueron el elemento diferenciador entre cientos de perros de todos los tamaños, razas, colores y formas.

Después de que todos fueran bendecidos sin excepción, los miembros del Club Colombòfil Portmany soltaron unas 300 palomas, «menos que en años anteriores debido al frío», y la veintena de miembros del Grup Folklòric Brisa de Portmany pudieron por fin bailar. Una espera que mereció la pena porque los balladors y sonadors demostraron ser casi inmunes al intenso frío haciendo las delicias de todos los presentes en el Passeig de Ses Fonts.

Finalmente, la jornada concluyó con la representación de la obra de teatro Es mijorals de Don Marianu, a cargo de los miembros del Grup de Teatre de la Asociación de Vecinos des Molí y los espectáculos de baile de la escuela APE Dream Dance.