Aitor Morrás en la sede de Podem Eivissa el viernes. Foto: TONI ESCOBAR | Toni Escobar

El diputado autonómico Aitor Morrás ha presentado su dimisión como secretario de organización y portavoz de Podem Eivissa. Se apea de sus responsabilidades como número dos del partido para entregarse en cuerpo y alma al Parlament, aunque él desvincula esta decisión de la crisis para sustituir a Xelo Huertas en la presidencia de la Cámara balear. Lo cierto es que este movimiento apunta a que Morrás sería el mejor situado para ser el nuevo presidente del Parlament, dado que Marta Maicas está imputada y Balti Picornell es un nombre que tanto para PSIB como para Més sería inaceptable. No en vano el portavoz parlamentario de MÉS per Mallorca, David Abril, dijo el lunes que «según qué nombres que se puedan poner sobre la mesa» para ocupar la presidencia del Parlament ya tienen «el ruido asegurado», consciente de que Picornell no reúne el perfil requerido. Morrás no es tan impresentable como el joven y melenudo republicano mallorquín, pero su nombre no deja de ser un plan B. O si se quiere, un segundo plato. Morrás se autodescartó hace tiempo, pero la lista de nombres de los podemitas se agota y solo queda Morrás, una vez que Salvador Aguilera ha caído en desgracia tras abstenerse en la votación para expulsar a Huertas y Seijas del Grupo Parlamentario de Podem. Pero hay quien apunta a que la deserción de Morrás puede deberse a las discrepancias con Viviana de Sans por las políticas de la formación morada en el Consell d’Eivissa. Morrás seguramente lo haría bien si llega a ser el president del Parlament, siempre que no le dé por responder a base de tuits las críticas que a buen seguro recibirá, como acostumbraba a hacer hasta ahora. No le quedará más remedio que ser más paciente y aceptar las críticas con deportividad, entendiendo mejor el papel de la prensa en una democracia. Yo tengo mis dudas de que sea capaz de entender que el papel de presidente es distinto al de un diputado más y que su función no será la de defender a su partido, sino al conjunto de formaciones en su labor parlamentaria. Ojalá me equivoque.

- Fitur. Hay que felicitar a los responsables de Turismo del Consell d’Eivissa y también a los de Formentera, por el trabajo realizado estos días atrás en la Feria Internacional de Turismo de Madrid, Fitur. Formentera sigue acudiendo al estand de la Agència de Turisme de Balears (ATB) y así saca rédito de formar parte del mejor estand según la organización de Fitur, de entre las instituciones y comunidades autónomas participantes. Se dice rápido. El de Eivissa no llegó a tanto, pero por lo demás se ha transmitido a los mercados y a los profesionales una buena colección de actividades que se pueden llevar a cabo en la isla en temporada baja. Mención especial requiere la presentación de la Pasarela Adlib que este año se adelanta al mes de mayo, en un nuevo esfuerzo por cargar de actos relevantes los meses de pretemporada, pero con el que se corre el riesgo de restarle brillantez al desfile de moda más importante de la moda Adlib ibicenca. Con todo, se desmonta aquello que oímos tan a menudo de que la isla está vacía y es un cementerio en invierno. Pero lamentablemente, del periplo institucional en Fitur no se concluye la conjura de los principales riesgos para la industria turística pitiusa: el Bréxit duro que ya ha confirmado Theresa May y la más que posible subida del IVA turístico, que conllevaría una preocupante pérdida de competitividad. Bien está enseñar al mundo lo buenos que somos y lo bonitas que son las islas durante todo el año, pero hay amenazas muy importantes que convendría afrontar antes de que se materialicen. Aunque tampoco es plan exigir demasiado a los políticos y cargos públicos asistentes a Fitur, porque muchos hay que no tienen ni el más mínimo conocimiento de la industria que sostiene nuestra economía. Los hay incluso que la detestan y opinan que es como una enfermedad crónica con la que hay que convivir pacientemente. Verles en los estands de Fitur es el colmo de la hipocresía política.

- El Conservatorio de la vergüenza. Eivissa tiene un Conservatorio Profesional de Música relativamente nuevo -solo tiene 6 años- y que costó 6,5 millones de euros, lo que no evita que los alumnos deban recibir clases sin calefacción y con cubos para recoger el agua de las goteras que caen del techo. Así es como se imparte la enseñanza en este centro, sin que por parte de las instituciones nadie sea capaz de dar una solución a esta deplorable realidad. Es una lástima que sobre esto nadie exija una comisión de investigación. Hay que aceptar estoicamente que las infraestructuras de Eivissa se colapsen cada vez que llueve, pero francamente, cuesta soportar en silencio lo que sucede con el Conservatorio sin que nadie haga nada para solucionarlo.

- Alegaciones que nadie atenderá. No quiero ser pájaro de mal agüero, pero mucho me temo que las alegaciones que se presentan contra la norma territorial cautelar aprobada por el Consell d’Eivissa no servirán de nada. Los políticos que presumen de gobernar para la gente, con frecuencia ni la escuchan ni calculan las consecuencias de sus decisiones, tomadas esencialmente bajo criterios doctrinales y de hondo sectarismo político. Y lo peor se lo llevarán los agricultores, según creen las tres cooperativas agrícolas ibicencas, pues hay quien concibe el medio rural solo como un bonito decorado, sin que en él se pueda llevar a cabo ninguna actividad económica. PSOE y Podem-Guanyem dijeron que el Plan Territorial Insular (PTI) sería redactado con la participación de todos. Ahora veremos si esa premisa se convierte en realidad.